La Voz del Interior

Se mantiene el espacio para las grandes ilusiones

- Enrique Vivanco evivanco@lavozdelin­terior.com.ar

El torneo de Primera Nacional transita casi por su cintura, con un puntero tan esforzado como efectivo, que lo hace merecedor, sin dudas ni reproches, a ese privilegio. Hasta ahora Belgrano, el orgulloso líder, ha mostrado dos facetas que lo diferencia­n del resto: la peligrosa y autoprocla­mada necesidad de ascender sí a sí en esta temporada, y la conjunción hasta ahora armónica de todos sus niveles institucio­nales para que eso suceda. Por eso los triunfos. Por eso su estadio siempre repleto; por eso el contagio de su estruendo a los jugadores, y por eso el natural acompañami­ento de la dirigencia.

El paneo de su cámara muestra rostros de distensión y de una alegría mesurada en Villa Esquiú y en Alberdi. En Belgrano cuentan con cautela los porotos: no son pocos los seis puntos de diferencia y con un partido menos sobre San Martín de Tucumán, su escolta. Y los 10 sobre All Boys y Brown de Adrogué, tercero y cuarto respectiva­mente, cuando el campeonato recién está transitand­o el 40 por ciento de su recorrido.

Pero en ambos reductos celestes parece reinar la prudencia. Todavía hay mucho por competir. Ese atractivo panorama puede inducir a la equivocaci­ón. O le abre definitiva­mente el camino seguro de la consolidac­ión, o le ofrece la seductora manzana del relajamien­to, que le puede hacer borrar en un par de fines de semana toda la diferencia acumulada.

Lo primero ocurrirá si sigue manteniend­o viva la tensión por el triunfo. Jugando mal, regular o bien su impulso por sortear los obstáculos para quedarse con la victoria ha sido evidente y productivo.

Por el contrario, si pierde ese esencial espíritu de lucha y la convicción por reír último tendrá problemas.

Sin embargo, sabe, a modo de ejemplo, que tiene a Vegetti y a Miño; a Hesar y a Comba, y a un plantel largo y generoso que se ofrece para que la importante distancia con sus perseguido­res no se achique ni se diluya hasta quedar en la nada.

Un poco más arriba de la mitad de la tabla de posiciones aparece Instituto, que todavía no ha encontrado su mejor versión. En Tucumán, ante San Martín, expuso un remarcable costado solidario y mucho convencimi­ento para sostener un importante empate, aunque debe destacarse que casi no pateó al arco.

Con jugadores de buena técnica, su fútbol no fluye, sus intentos se quedan a mitad del camino, lo que le impide despegar en la búsqueda más agresiva de Belgrano. Si amalgama el valor individual de futbolista­s como Rodríguez, Graciani y Mazzola con una aplicación sostenida de un orden táctico, la mejoría se notará. Y entonces llegará la esperanza.

Con los mismos puntos que Instituto (21) está el rejuveneci­do Estudiante­s de Río Cuarto, revitaliza­do desde el regreso de Marcelo Vázquez, su mejor predicador. Con él los números y el rendimient­o del equipo mejoraron y aunque lejana, la ilusión por otra campaña como la del torneo de Transición 2020- 2021 tiene una imagen menos difusa.

Un líder y dos equipos listos para el acecho. El fútbol cordobés en la Primera Nacional se vive con intensidad y parece decidido a festejar un ascenso a la máxima categoría.

Uno, Belgrano, quiere volver a donde estuvo hasta hace poco; otro, Instituto, persigue la misma meta con el incentivo de una ausencia que ya acumula 16 años.

El último, Estudiante­s de Río Cuarto, quiere soñar como lo hizo hace poco más de un año cuando tuvo dos chances de ascender y no las aprovechó. Son señales fuertes, que indican que lo que viene tiene mucha pinta de ofrecer grandes emociones.

Hay señales fuertes que invitan a pensar que lo que viene para Belgrano, Instituto y Estudiante­s ofrecerá grandes emociones.

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FOTOMONTAJ­E LOS ENTRENADOR­ES. Farré (Belgrano), Bovaglio (Instituto) y Vázquez (Estudiante­s).
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