La Voz del Interior

José Toselli De gráfico a empresario turístico gracias a la pasión por viajar

- Diego Dávila ddavila@lavozdelin­terior.com.ar

Comenzó con una imprenta cuando era estudiante universita­rio y su experienci­a de viajar a Estados Unidos activó una idea que tenía de niño. Referente en los viajes para quinceañer­as a Disney, el empresario analiza cómo quedó el sector luego de la pandemia.

Desde joven, Juan Toselli (71) tenía claro que quería emprender su propio negocio, a pesar de haber conseguido un puesto prometedor en Aerolíneas Argentinas. Primero, se dedicó a la industria gráfica, mientras que estudiaba la carrera de

Psicología, hasta que un viaje a Estados Unidos cambió su mirada y le hizo ver que el turismo era su pasión.

Ahora, como todos los empresario­s del sector, trata de rearmar un mercado que quedó desmembrad­o por la pandemia del virus Covid.

–Con tantos años en el turismo, ¿le tocó alguna vez algo parecido a lo que sucedió con la pandemia?

–No, ahora estamos tratando de volver a juntar todas las partes y ordenarlas.

–¿Hace cuánto que está en esta actividad?

–La empresa se inauguró en noviembre de 1980.

–¿Tenía experienci­a en el turismo?

–Muy pequeña, por algunos meses que estuve en Aerolíneas Argentinas. En 1973, se abrió un concurso para promotor internacio­nal y como tenía buen manejo de inglés, quedé selecciona­do. Pero yo tenía mi propio proyecto, quería ser independie­nte y ser empleado me encorsetab­a. Aunque nadie lo entendió, yo renuncié; y con los años, me di cuenta de que fue una decisión correcta porque no me desvié del camino que quería seguir.

–¿Qué hacía en aquel momento?

–Estudiaba Psicología y, además, desde 1969, tenía una pequeña editorial. Grabábamos las clases y hacíamos los apuntes, trabajábam­os con stencil y mimeógrafo­s, algo que ya no existe. Los alumnos lo buscaban mucho, sobre todo para los exámenes.

–¿Cómo llegó al turismo?

–Mis padres me contaron que, cuando yo era chico, decía que me iba a dedicar al turismo. A los 16 años hice un viaje de intercambi­o a Estados Unidos con la organizaci­ón AFS, lo que me cambió la visión, porque yo soy de Devoto (ubicado al este provincial, sobre ruta 19, a 190 kilómetros de Córdoba capital), un pueblo agrícola y ganadero.

–Vaya viaje.

–Después, en 1980, hice otro viaje a Estados Unidos de un mes y de ahí volví con la idea de una agencia de viajes. En Argentina, estábamos saliendo de la época de (el exministro de Economía) José Martínez de Hoz, un período de dólar barato, cuando la gente viajaba a Miami a comprar televisore­s a color.

–¿Por qué el turismo?

–No es por el dinero, es una pasión que no la cambiás por nada. Hay mucho estrés, por todo lo que pasás en este negocio con el dólar y los problemas de los vuelos. Pero es fascinante, sobre todo cuando enviás a una persona de viaje y vuelve recontento, esa es la ganancia. Eso lo comprobamo­s con los viajes de quinceañer­as, que iniciamos en 1997 junto con mi esposa Silvina; hasta febrero de 2020, viajaron más de 10 mil jóvenes y hoy nos encontramo­s con gente ya grande que nos agradece por ese viaje.

–Volvamos a 1980. ¿Cerró la imprenta y abrió la agencia de viajes?

–No, tenía la editorial, con la cual también hacíamos quick printing (impresione­s rápidas), junto con un socio, con quien estuvimos juntos hasta 1987. Después, por un tiempo, hice las dos actividade­s hasta que me volví loco y tuve que elegir. Entonces, empecé a ver que me gustaba diseñar los viajes, pero eso sólo era posible si nos convertíam­os en mayoristas, y no había mayoristas en el interior del país.

Córdoba puede ser un destino internacio­nal. No tenemos nieve, vino, ni cataratas. Pero tenemos sierras, lindo paisaje y buen clima. Hay que avanzar.

–¿Por qué?

–Porque no había cómo comunicars­e con el exterior. Hasta la década

Teníamos acuerdos con bancos para financiar los pasajes. Hoy para viajar hay que poner toda la plata junta y esto frenó a la clase media.

de 1980, había que tener telex, que era carísimo. Si querías hacer una reserva en Italia, por ejemplo, tenías que grabar el mensaje en una cinta, la cargabas en el telex, te conectabas, apretabas un botón, pasaba la cinta y se enviaba el mensaje. De esa manera, quedaba un registro. Si lo hacías por teléfono, no había registro.

–¿Y era rentable?

–No era muy rentable, pero queríamos dedicarnos a eso. Hasta que en los años 1990 llegó el fax, que provocó una revolución tan grande como después lo hizo el correo electrónic­o y, en la actualidad, el WhatsApp. Entonces, me fui a Estados Unidos y compré un fax Murata. También había llegado el discado directo internacio­nal, aunque al principio no en todos los barrios de Córdoba. Eso rompió el filtro de Buenos Aires.

–¿Y cómo hacían los pagos?

–Eso también fue un aprendizaj­e, no era común transferir dinero al exterior. Había que mandar el pago vía Buenos Aires, lo que generaba costos y demoras adicionale­s. Con mucha perseveran­cia, logramos hacer algo parecido a los mayoristas de Buenos Aires, aunque nunca se pudo igualar.

–¿Cuándo lograron dar el salto y lograr volumen?

–Cuando empezó a gestarse el hub Córdoba en 1997, el primero en el interior del país, con la llegada de LAN Chile (hoy Latam). Antes había estado Varig, pero no duró mucho.

–Llegó a ser el hub más importante del interior.

–Córdoba llegó a tener 22 vuelos con Latam, hoy tiene siete. Copa tenía siete, hoy tiene cinco. Gol ya no tiene servicios y Air Europa tiene un vuelo compartido con Asunción (Paraguay).

De nuevo en el podio: por qué el aeropuerto Córdoba volvió a ser el mayor del interior del país

La terminal aérea viene recuperand­o actividad, pero a un ritmo más lento que otras. Sobre el fin del verano, logró un avance. Hasta dónde llega ese renacimien­to.

–¿Adónde viajamos más los cordobeses?

–Históricam­ente, los destinos más elegidos siempre fueron Miami y Madrid (España), las puertas de entrada a Estados Unidos y de Europa. Con el hub, los cordobeses empezaron a viajar al Caribe, que antes era difícil porque con las combinacio­nes vía Buenos Aires tardabas un día y medio en llegar.

–La pandemia frenó todo...

–Quedaron dos grandes problemas. Las aerolíneas decidieron achicar la oferta de vuelos y, como hay menos pasajeros, aumentaron los precios en dólares. Pero además se perdió la financiaci­ón. Antes, la aerolínea negociaba con las tarjetas de créditos cuotas a tasas razonables, por ejemplo, de 18 por ciento anual. Nosotros teníamos acuerdos con bancos que nos permitían financiar el transporte aéreo y el terrestre. Actualment­e, para viajar hay que poner toda la plata junta y esto frenó a la clase media.

–¿La gente volvió a viajar después de la pandemia?

–Todavía hay muchos que compraron viajes y no pudieron hacerlos por la pandemia. Ahora se están haciendo muchos viajes reprograma­dos. Pero la gente quiere disfrutar ya, porque con el Covid-19 y la guerra en Ucrania quedó la sensación de que nadie sabe qué va a pasar mañana. Quiere cumplir sus sueños ahora y eso es un gran motor para el turismo.

–Y, además, los problemas con la vacunación...

–Como si no nos faltaran problemas, teníamos la vacuna Sputnik, que no era aceptada para ingresar en el mundo. Pero ahora empezaron a venir otras vacunas, y Europa ha comenzado a flexibiliz­ar sus exigencias.

–A su vez, faltan dólares...

–Aun así, por la emisión monetaria, hay muchos pesos circulando y el viaje se puede pagar en pesos, pero no sabemos qué volumen de actividad vamos a tener. Hoy nosotros estamos 60 a 70 por ciento del nivel que teníamos en 2019. Pero no todos están así. En cantidad de vuelos internacio­nales, Argentina está por debajo del 50 por ciento de lo que tenía previo a la pandemia; Córdoba tiene menos aún.

–¿Cerraron muchas agencias?

–Muchos minoristas cambiaron de negocio. Nosotros empezamos a trabajar los destinos nacionales, lo cual nos dio mucho oxígeno. En este verano hubo mucha demanda para el sur, sobre todo Bariloche, El Calafate (Santa Cruz) y Ushuaia. Ahora queremos hacer turismo receptivo.

–¿En algún momento Córdoba puede ser un destino internacio­nal?

–No tenemos nieve, vino, ni cataratas. Pero tenemos sierras, lindo paisaje y buen clima. Hay que traer gente que quiera oxigenarse, pero hace falta buena hotelería, infraestru­ctura y servicios. Tenemos buenos caminos de montaña; si yo tuviera dinero, invertiría en camionetas 4x4, que a la gente de la ciudad les encanta. También está el turismo astronómic­o, que es de nicho. Hay que avanzar con el esquema ensayo-error y ver qué pasa.

–¿Qué ve en el futuro de la empresa?

–Mis cuatro hijos estudiaron distintas carreras, pero hoy están acá porque también tienen esa pasión por el viaje. Por eso, con Silvina, estamos apoyándolo­s, porque sabemos que hay continuida­d.

 ?? ??
 ?? ?? TRAYECTORI­A. Juan Toselli, operador turístico mayorista, lleva más de cuatro décadas en la actividad.
TRAYECTORI­A. Juan Toselli, operador turístico mayorista, lleva más de cuatro décadas en la actividad.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina