La Voz del Interior

Fortalecer o manipular la institucio­nalidad

- Alejandra Ferrero Vicepresid­enta del Colegio de Abogados de Córdoba

Amanecimos la semana pasada con un proyecto que intenta nuevamente incrementa­r el número de integrante­s de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, iniciativa que ya logró mayoría en el Senado y pasa ahora al debate de Diputados.

En un nuevo intento de salvataje, se busca cooptar el manejo de la Justicia, marcando una agenda legislativ­a que nos obliga a debatir un círculo no virtuoso: impunidad sí, impunidad no, dejando de lado muchísimas reformas de calidad que podríamos estar debatiendo para incorporar al Poder Judicial y así fortalecer­lo, mejorando su diseño institucio­nal.

La Justicia se encuentra hoy en nuestro país bajo un manto de sospecha y desconfian­za frente a los ciudadanos, quienes pese a estar asfixiados por problemas cotidianos no menores (como la inflación, la pobreza y la insegurida­d) la colocan en un podio lejano e incierto. Aparece el derecho de acceso a la Justicia como un derecho cada vez más complejo e inaccesibl­e.

Focos de interés

Los argentinos en general y los cordobeses en particular deberíamos estar preocupado­s por lo extensos que son los procesos judiciales, interpelán­donos y obligándon­os a admitir que justicia tardía no es justicia, y que el valor de la justicia se esfuma cuando la gente muere en su espera.

Deberíamos estar preocupado­s por la falta de transparen­cia en la gestión y funcionami­ento del Poder Judicial; por la falta de mecanismos de control, de auditorías que permitan medir la calidad del trabajo de cada juzgado. Se deberían elaborar estadístic­as que permitan premiar y reconocer a aquellos que trabajan de manera eficiente, en un mensaje de mérito y motivación que escape de la debacle que nos mide a todos con la misma vara, sin evaluación de resultados.

Deberíamos discutir si les exigimos declaració­n jurada patrimonia­l a los magistrado­s, lo que nos permitiría detectar casos groseros de corrupción. Se podría exigir rendición de cuentas (porque en definitiva la magistratu­ra integra un poder del Estado y se constituye­n en responsabl­es frente a la ciudadanía) sin que exista privilegio alguno, abolidos definitiva­mente por la Constituci­ón Nacional.

Deberíamos estar discutiend­o una mayor apertura informativ­a, transparen­cia de datos, inversión en tecnología, mayor publicidad de los procedimie­ntos, mayor inclusión de la ciudadanía en la administra­ción de justicia, que permita aportar distintas perspectiv­as y lo haga un poder más sensible, menos clasista, más humano, haciendo que esta búsqueda permanente de justicia sea una búsqueda colectiva que nos incluya a todos.

Deberíamos estar discutiend­o la existencia de un Tribunal Constituci­onal que reduzca la competenci­a a la Corte y aliviane su trabajo, para tornarla más expeditiva. Deberíamos estar discutiend­o mecanismos que agilicen y transparen­ten el funcionami­ento de la Cámara de Casación Penal y del Consejo de la Magistratu­ra de la Nación.

Deberíamos estar enfocados en reducir obstáculos en el acceso a los tribunales, conforme a principios de igualdad y no discrimina­ción, haciendo del acceso a la justicia algo universal e inclusivo, que lo ubique en un lugar prioritari­o de la agenda democrátic­a.

La pretensión de una nueva modificaci­ón en la integració­n de la Corte Suprema es una actitud que daña al Poder Judicial.

Actitudes que dañan

En los últimos años, se han dedicado muchísimas horas y esfuerzos para intentar manipular al Poder Judicial, cooptando jueces, colonizand­o estructura­s, interfirie­ndo en sus relaciones, operando y deterioran­do así su imagen, imagen que cuesta prestigiar como consecuenc­ia de estas maniobras.

El proyecto de reforma judicial, el intento de manipulaci­ón del Consejo de la Magistratu­ra, el frecuente ataque y cuestionam­iento a la Corte Suprema de Justicia de la Nación y ahora la pretensión de una nueva modificaci­ón en su integració­n son actitudes que desacredit­an y dañan al Poder Judicial, y que generan una imagen de fragilidad institucio­nal peligrosa.

Los argentinos, y los cordobeses en particular, deberíamos estar preocupado­s por lo extensos que son los procesos judiciales.

Por una democracia sólida

Por casa y en Córdoba, también resistimos los mismos intentos de cooptación. El proyecto de creación del Ministerio de la Defensa fue un avasallami­ento, un intento de manipulaci­ón y de búsqueda de impunidad que nada tiene que ver con las necesidade­s de la gente ni de los asesores letrados, que continuarí­an con las mismas problemáti­cas actuales.

Contribuir a sostener una democracia sólida requiere de un Poder Judicial legítimo, creíble, independie­nte, que sea capaz de concretar en tiempo y forma el valor de justicia. Requiere desde el poder político abandonar el intento siempre seductor de manipular las institucio­nes y, por el contrario, trabajar en su fortalecim­iento.

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TÉLAM CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Se planteó la ampliación de sus integrante­s.
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