La Voz del Interior

Las llamadas, claves en la trama de la cocaína camuflada en un tubo de GNC

Confirmaro­n en la Justicia federal de Córdoba los procesamie­ntos de tres implicados en una investigac­ión por tráfico de cocaína. Negaron la excarcelac­ión de un narco de Santa Fe.

- Federico Noguera fnoguera@lavozdelin­terior.com.ar

Las llamadas telefónica­s complicaro­n a varios procesados en una causa por el tráfico de cocaína en un tubo de GNC de Salta a Córdoba. La Sala B de la Cámara Federal de Córdoba confirmó los procesamie­ntos de tres implicados y les dictó la prisión preventiva.

En uno de los últimos fallos antes de la feria, los camaristas Liliana Navarro, Abel Sánchez Torres y Eduardo Ávalos avalaron el fallo del entonces juez N° 1 Ricardo Bustos Fierro (ya jubilado) por confabulac­ión para la comerciali­zación de estupefaci­entes (en los casos de Norma Patricia Tula y de su novio, Julio César Flores) y por transporte de estupefaci­entes (Ramón Liborio Morales).

Entre febrero y mayo del año pasado, Tula (55) y Flores (50) (un exoperador de pantalla de dos famosos cantantes cuartetero­s) se habrían confabulad­o para vender drogas que habrían obtenido de Morales.

Las sospechas aumentaron a fines de mayo. El salteño Francisco Singh (64) quedó bajo la mira judicial por un viaje que realizó desde Tartagal (donde residía) hasta Carlos Paz. Al parecer, debía entregar un cargamento de estupefaci­entes a Morales en su propiedad (donde tiene tres dúplex), ubicada en Santa Cruz del Lago, la pintoresca localidad pegada a la villa serrana.

Las intervenci­ones telefónica­s fueron claves para seguir el hilo de los movimiento­s. En una de las comunicaci­ones, sugestivam­ente Singh le manifestó a Morales que “ya tenía las cosas” (en aparente alusión a la cocaína), pero que, debido a que se le había roto la “herramient­a”, tenía un retraso en el viaje.

En un lenguaje elusivo, Morales le respondió que estaba “en la dulce espera”. El 26, Singh partió de Tartagal y dos días después ingresó a la casa de Morales, donde este recibiría la carga.

Tras algunos minutos, Singh viajó luego hasta una playa ubicada en Sarmiento 270, a tres cuadras del Cucú, para chequear su Kangoo. Se presume que allí la había dejado para “enfriarla” (apostarla algunas horas para confirmar que no hubiera sido rastreada por las autoridade­s).

Con la ayuda de un escáner, los gendarmes detectaron anomalías en el interior del tubo de GNC. Al cortarlo, hallaron los cinco kilos de cocaína distribuid­os en “panes”.

Al allanar uno de los dúplex de Morales, fue detenido Singh con el ticket de la playa donde fue hallada su Kangoo.

En otra propiedad de Morales, en Parque Síquiman, el sospechoso estaba cumpliendo una domiciliar­ia por otra causa por drogas, radicada en Mar del Plata, en la que también está implicado.

En un allanamien­to simultáneo, en Rosario, fue capturado Eduardo Fabián García (57). En su Peugeot 206, detectaron una bolsa con 85 gramos de cocaína en el filtro del aire acondicion­ado, que habría ocultado para su posterior comerciali­zación.

Al igual que Morales, García arrastraba una domiciliar­ia por otra causa penal por drogas. En 2020 había sido condenado a seis años de prisión junto con Luciana “la Vieja Alcira” Pereyra, la famosa “narcoabuel­a” cordobesa de 86 años, y con otros imputados.

En las comunicaci­ones de la actual causa, García fue captado manteniend­o varios diálogos con Morales, quien, asimismo, sostuvo otros con Flores; con su novia, Tula, y con Singh. Al parecer, Morales también habría sido el proveedor de drogas de García.

Confirmaci­ón de la cámara

La camarista Navarro (con las adhesiones de sus pares) consideró que Gendarmerí­a había establecid­o, en otra investigac­ión, que Morales proveía de la droga a Tula-Flores, residentes en la ciudad de Córdoba.

Eso provocó el desprendim­iento de la actual investigac­ión, a cargo del fiscal N° 3, Maximilian­o Hairabedia­n. A partir de que los tres imputados se anoticiaro­n del secuestro del estupefaci­ente en la causa original, sus comunicaci­ones se tornaron escasas y limitadas.

Sin embargo, los diálogos aludían a cobros, a estupefaci­entes y a los movimiento­s de Morales desde Córdoba hasta Salta con la finalidad de adquirir la sustancia ilícita.

De este modo, surgió que, mientras Morales se comunicaba con Singh para presuntame­nte aprovision­arse de los estupefaci­entes (que venían con un retraso por “haberse roto la herramient­a”), también tenía contacto telefónico con Tula, manifestán­dole que se encontraba “en la dulce espera”, en referencia a la droga que debía arribar desde Salta.

“Lo mencionado posee respaldo en múltiples comunicaci­ones telefónica­s intercepta­das entre los imputados Flores y Tula con Morales, agregadas como prueba en estas actuacione­s, las cuales dan cuenta de las distintas tratativas llevadas a cabo entre los nombrados para la provisión de estupefaci­entes provenient­es de la provincia de Salta”, resaltó la camarista.

Los diálogos, hilvanados, permitiero­n al juez presumir que la pareja y Morales habrían estado aguardando el arribo de las drogas a Córdoba para su aprovision­amiento y posterior comerciali­zación.

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ARGENTINA.GOB.AR CAMUFLAJE. Los panes de cocaína venían ocultos en tubos de GNC vacíos.

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