La Voz del Interior

Carta documento

- Enrique Orschanski Médico

Queridos pa y ma, estoy de vacaciones y, como saben, muy aburrido. Llueve, no puedo visitar amigos, los estúpidos de mis hermanos no quieren jugar conmigo y ustedes ni siquiera me prestan el celu. Más aburrido que antes, decidí escribir cosas que pienso desde hace mucho tiempo.

Algunas ya se las dije, pero parece que no se acuerdan, siempre ocupados en trabajar todo el día o en ver noticias feas (¿no hay una buena después del Mundial?).

Sé que me estoy arriesgand­o; algo podría volverse en mi contra, pero, igual, acá va la lista escrita.

1) No me den todo lo que pido. A veces lo hago para me miren más, no para tener más cosas (dice la tía; es buena frase para empezar).

2) Cuando digan sí, que sea siempre sí. Y cuando digan que no, no cambien. Voy a hacer enojos y berrinches –eso se sabe–, pero no se contradiga­n. Sé reconocer las rendijas por donde seguir insistiend­o en mis caprichos.

3) Este pedido es especial, aunque supongo que van a decir “y bue’, sos el del medio”. Me cansa estar siempre entre el “mayor” y la “princesa”. No me ayuda a saber si soy grande o soy chico, si el estúpido de mi hermano me tiene que cuidar o si yo debo cuidar a la estúpida de mi hermana, o qué. Y algún día me gustaría poder elegir pata (siempre pechuga o mísera ala). Ah: si llegan a querer tener otro hijo, me voy con los abuelos.

4) Si ven que algo me sale bien, díganmelo. Repítanlo en familia, con amigos, con vecinos. Que me reconozcan por eso, no por lo que me sale “maso”.

5) No me digan tantas veces lo mismo. Yo escucho perfectame­nte la primera vez; las demás no las registro porque, a mi edad, elijo algo más interesant­e que bañarme, acomodar las zapatillas, cepillarme los dientes, no embarrar el pantalón nuevo, llamar a la mesa, pasearlo al Betún.

6) Me duele la panza todas las semanas, lo recontrasa­ben. Pero mientras voy mejorando, no pregunten cada vez: “¿Hiciste caca?”, “¿comiste porquerías?” “¿te fijaste en la fecha de vencimient­o de las salchichas?”. En esos momentos necesito mimos, no preguntas.

7) Si salimos a caminar, trátenme como a Betún. Tengan paciencia si me paro en cada árbol, si miro el paisaje o si camino despacio. Nunca tiren de la correa.

8) Esto no es un pedido, sino un comentario constructi­vo: me gusta más la cara que ponen cuando vienen amigos a casa que la cara de todos los días. Están relajados, sonríen más.

9) No se preocupen si un día me ven jugando sólo con varones, otro día con chicas y otro, con ese compañero que le gusta vestirse como mujer. Ustedes ya sembraron mi identidad y, aunque falte tiempo, hoy sé quién soy. El género se construye, no se contagia (otra gran idea de la tía).

10) No me pidan que siempre diga toda la verdad. Les prometo que nunca les voy a mentir, pero a mi edad se necesita un poco de margen de acción.

11) Si al terminar de leer esta carta creen que todo esto es basura, es probable que me haya equivocado de dirección. No podría haberla pensado ni escrito si ustedes no fueran ustedes.

12) Los quiero y los necesito todos los días. Prometo hacer lo posible por aguantar a mis (estúpidos) hermanos.

Si al terminar de leer esta carta creen que todo es una basura, es probable que me haya equivocado de dirección.

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ARCHIVO ESPACIO. Algo que los hijos necesitan para ser ellos mismos.
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