Ser campeón del mundo y volver a jugar “acá”, una excepción
Qatar 2022 ya es pasado, con su carga de emociones, festejos y una copa que se hizo esperar 36 años. Este fin de semana, el fútbol nuestro de cabotaje volvió a escena con el respaldo marketinero de “campeón del mundo”, como sucedió también en 1978 y en 1986.
Pero hay una diferencia significativa respecto de aquellos días lejanos. Esta vez, apenas hubo espacio para un pequeño homenaje en Santiago del Estero a Franco Armani, arquero de River, quien fue el único aporte de los clubes argentinos al conjunto que dirigió Lionel Scaloni. “El Pulpo”, quien ni siquiera tuvo la fortuna de actuar en Qatar, fue distinguido anoche en la previa del partido con Central Córdoba, en el único acto de reconocimiento personal de la fecha.
Después de que Daniel Passarella alzó la Copa del Mundo en el Monumental, los flamantes campeones mundiales, excepto Mario Kempes, quien jugaba en el Valencia español, y Osvaldo Ardiles y Julio Villa, quienes fueron transferidos al Tottenham Hotspurs, reanudaron su actividad en los campeonatos que habían sido interrumpidos por la disputa del Mundial.
Los primeros en salir a escena fueron Norberto Alonso (River), Rubén Galván y Rubén Pagnanini (Independiente), quienes a sólo 48 horas de colgarse la medalla tuvieron que presentarse en Quito, Ecuador, por compromisos de la Copa Libertadores de sus respectivos clubes.
Días más tarde, lo hizo la mayoría del resto del plantel, cuando el campeonato Metropolitano reanudó su disputa con la 16ª fecha, el 2 de julio de 1978, es decir, al domingo siguiente a la obtención del título.
Otros tres futbolistas, los que actuaban en Talleres (Luis Galván, Daniel Valencia y Miguel Ángel Oviedo), se “estrenaron” como campeones en un ámbito más modesto: el de la Liga Cordobesa. El 9 de julio, y por la segunda fecha del Clausura, el trío internacional se presentó en el partido que los albiazules vencieron a Huracán de La France 3-2 de manera ajustada.
También en 1986 hubo numerosos homenajes para quienes dieron la vuelta olímpica en el Azteca de México. Y el primero en recibir el cariño de la gente fue el estandarte de aquel éxito. Diego Maradona, vestido con la camiseta de Belgrano, volvió a pisar el césped el 10 de julio, a sólo 12 días de la epopeya mejicana. Esa noche, en un amistoso del Pirata con Vélez, también fue reconocido el defensor cordobés José Luis Cuciuffo, quien se incorporó para los de Liniers con el partido ya empezado, tras una demora en su vuelo.
Tres días más tarde, el 13 de julio, se puso en marcha el campeonato de Primera División de la AFA, con las presentaciones de ocho de aquellos campeonísimos, mientras que otros seis recién lo hicieron en las semanas siguientes. Sergio Almirón, delantero de Newell’s y suplente en la selección de Carlos Bilardo, fue el único que celebró doble, con el aporte de un gol suyo para la victoria leprosa 32 sobre Boca.
Ese mismo día también jugaron Ricardo Giusti, Luis Islas, Néstor Clausen y Ricardo Bochini (Independiente); Oscar Garré (Ferro); Nery Pumpido (River), y Sergio Batista (Argentinos).
Los campeones de Qatar gozan de otro estatus. Al margen de Armani, los 25 restantes del plantel argentino son embajadores de un fútbol que no para de incrementar su ímpetu exportador. En medio de un contexto económico de crisis, el torneo local salió a la cancha sin las luminarias que lo hicieron festejar en diciembre.
Las grandes figuras, por más que se vistan de celeste y blanco de vez en cuando, ya no le pertenecen.