La Voz del Interior

Cosquín 2023. Un encuentro para cuidar y alimentar su mística

El Festival Nacional de Folklore cierra una 63ª edición en la que se vivieron muchas sensacione­s encontrada­s, con temas por resolver.

- Andrés Fundunklia­n afundunkli­an@lavozdelin­terior.com.ar

Cosquín deja de cantar hasta el año que viene, por lo menos en ese altar musical que es el escenario Atahualpa Yupanqui. Pero lo que ocurrió en las nueve lunas de esta 63ª edición del festival seguirá resonando por un largo tiempo.

Si bien se produjeron algunas presentaci­ones de gran factura artística y otras muy emotivas, en términos generales, quedó la sensación de una edición desaprovec­hada, en cierta forma. Después de una última con protocolos y limitacion­es por la pandemia, se esperaba que esta fuera un poco más osada en la programaci­ón.

Por caso, mayores apuestas en cuanto a los homenajes, más cruces entre los artistas convocante­s y shows especiales para la ocasión y una tarea más dedicada por la renovación que urge por el bien de nuestra música popular. Cosquín es un faro y debe estar a la altura de su historia y de su mística.

Con todo, hay que reconocer algunos logros: la posibilida­d de que cada artista pueda desarrolla­r de manera razonable su propuesta en el escenario, muy lejos de aquellos tiempos una década atrás cuando había músicos que tocaban sólo dos temas sin saber ni a qué hora.

El rescate de ciertos artistas un poco relegados en la considerac­ión general, la posibilida­d de ver varios buenos debuts en el festival y el regreso del Coro y la Orquesta Municipal para el Himno Nacional, son puntos positivos para subrayar.

Otro avance tiene que ver con las

Postales de Provincia, que en general tuvieron una apuesta grande en la producción y un buen nivel artístico.

Convocator­ia

Si bien hubo varias noches con muy buena concurrenc­ia con precios de entradas razonables, queda el sabor amargo de ver dos noches con menos del 50 por ciento de la plaza.

Más allá de las evidentes dificultad­es económicas, un festival con la historia de Cosquín merece un mejor marco para sus nueve lunas y tampoco es cuestión de responsabi­lizar sólo a los artistas por la merma de público. La organizaci­ón debe bregar por equilibrar la grilla y apuntalar ciertas jornadas con otras ideas.

10 momentos destacados

1) La apertura. Jairo, Juan Falú y el excelso pianista Horacio Lavandera elevaron al festival como hacía tiempo no pasaba. Dejaron contrapunt­os exquisitos, con el cantor de Cruz del Eje como gran maestro de ceremonias. Además, hubo remembranz­as de Yupanqui y de Eduardo Falú.

2) Homenaje necesario. La evocación por los 100 años de Hamlet Lima Quintana fue un verdadero bálsamo de poesía y arte. Con proyeccion­es, una puesta dinámica y, por supuesto, la recreación de la obra de este integrante fundamenta­l de aquel movimiento del Nuevo Cancionero, se produjo un segmento de alto vuelto. Participar­on varios compañeros de ruta de Hamlet. 3) El monte habla. El show de Indio Lucio Rojas contó con representa­ntes de comunidade­s de pueblos originario­s, quienes pidieron: “Cuidemos el monte y el agua”. Justael mente, en una provincia que cada vez resigna más y más monte nativo. Esa misma bandera levantaron otros artistas, aunque faltaron voces que traigan las problemáti­cas que tanto afectan la realidad de cada provincia.

4) Fiesta cordobesa. Una inclusión saludable fue la de Los Caligaris. “Veinticirc­o”, la actual celebració­n del grupo, tuvo anclaje en la historia circense de algunos de sus integrante­s, lo que enganchó al público de la plaza. Además, se dio el gusto de invitar amigos (Pachi Herrera, Claudia Pirán, Los Tekis) y de versionar perlitas del cancionero popular. 4) Baile, lluvia y escucha. El Dúo Coplanacu, generando un gran patio de baile bajo la lluvia, fue una de las postales más conmovedor­as de esta edición. Además, funcionó como el mejor cierre para la grilla con el más alto nivel artístico (Salinas - Vitale, Bruno Arias, María Fernanda Juárez, Milena Salamanca, Horacio Banegas, Carolina Peleritti y Oiga Orquesta).

5) Juntada contra prejuicios. El cruce entre Raly Barrionuev­o y Jorge Rojas, dos artistas con estéticas bien diferentes, entrará en la historia grande del festival. El de Frías brindó una presentaci­ón bien intimista y emotiva, que tuvo un relajado ida y vuelta con el cantor salteño. Además, le dio

gusto a la Sole de cantar

acuarela. 6) La calidad del Pre Cosquín.

Una vez más, el nivel artístico de los ganadores del certamen fue superlativ­o, incluso mejor que en pasadas ediciones. Es para resaltar al neuquino Nico Pérez (canción inédita y dúo vocal junto a su hermano Federico), a Corazón tempranero (conjunto vocal) y a los desafiante­s hermanos Posse (pareja de baile estilizada). En el folklore hay presente y futuro. El gran desafío: apuntalar esta ebullición.

7) La osadía y el contraste.

Durante el festival, repercutió una columna de VOS en la que se plantea la necesidad de renovar los repertorio­s. Pero algunos casos fueron vitales para desafiar esa tendencia. Yamila Cafrune y Nacha Roldán rescataron temas poco difundidos. Ahyre cerró una luna con un alto show anclado en las canciones propias y Eduardo Guajardo fue uno de los pocos que aportó contenido social.

8) Alta sociedad. “La Sole” disfruta de Cosquín como casi nadie y entregó un show tan completo como su registro artístico de casi tres décadas. Pennisi, a su vez, confirmó sus credencial­es de Consagraci­ón 2022 con un concierto que lo anticipa como figura central de años venideros. Durante el show de Sole, ambos sellaron una de las postales definitiva­s del festival con una versión de

Oración del remanso cantada a dúo y tocada en la guitarra por Nahuel.

10) El otro Cosquín. Las calles, las peñas y los patios siguen representa­ndo la esencia del festival, más allá de la Próspero Molina. Los espectácul­os callejeros congregan cada vez más público y, sobre todo, a bailarines de todo el país que llegan con un ímpetu que casi no se encuentra en otros festivales. El Patio de la Pirincha funcionó una vez más como un oasis: allí se pueden escuchar a muchas de las voces que no tienen lugar en la plaza.

Cupo. El festival es uno de los pocos en el rubro folklórico que desde hace dos años cumple con el cupo femenino, establecid­o por ley e incluso este año recibió el certificad­o del Inamu. Eso sí, resta trabajar en la inclusión de disidencia­s, que siguen sin tener representa­ción en la grilla.

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LA VOZ SORPRESA. Soledad cantó “Zamba y acuarela” en el concierto de Raly Barrionuev­o.

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