Cosquín Cuarteto. Un baile febril, a plaza llena
Anoche, la edición 2023 del festival vivió una apertura frenética, con entradas agotadas. La Próspero Molina empieza a quedar chica.
Juan Manuel Pairone
En el arranque de su segunda edición consecutiva luego de varios intentos intermitentes, Cosquín Cuarteto parece haber confirmado que llegó para quedarse.
El encuentro vinculado al Festival Nacional de Folklore, que intenta consolidarse como el mayor en su tipo vinculado a la música popular cordobesa, tuvo una primera noche de lujo en su edición 2023.
Con entradas agotadas, además, esta primera jornada planteó un desafío para lo que vendrá en términos de convocatoria. ¿Será posible sostener el espacio de la plaza Próspero Molina para un evento que tiene una demanda evidentemente mucho más grande?
Hacia el mediodía del lunes, el movimiento en los alrededores de la sede del festival era palpable a simple vista. Desde los técnicos encargados de remover las butacas de la plaza a los colectivos de las bandas que estacionaron en las calles aledañas, el contexto cambió por completo en relación a las nueve lunas anteriores del Cosquín Folklore.
Además, una larga fila para canjear las entradas físicas adelantaba una convocatoria que terminó siendo multitudinaria una vez más, a imagen y semejanza de lo sucedido en 2022.
Ya con la tarde dejando paso al anochecer, el éxito de la versión anterior se notó en un detalle particular a lo largo de las más de cuatro cuadras de cola antes del ingreso a la Próspero Molina.
Gente de Río Negro, Chubut, Entre Ríos, Catamarca, Tucumán, Buenos Aires, Tierra del Fuego y otras provincias se mezcló en una previa en la que no faltaron las botellas recortadas, el clásico fernet y varias versiones de vino tinto con diferentes gaseosas.
Al igual que en 2022, Mariel “la China” Romero fue la encargada de abrir el festival y le puso ritmo al ingreso de los primeros espectadores. La joven cantante, que el año pasado anunció la llegada de su primer hijo en el escenario Atahualpa Yupanqui, sorprendió versionando a Rosalía y rompió el hielo de un festival que para ese momento anticipaba un clima de fiesta nacional y popular en los alrededores de la plaza.
Luego llegó el turno de Fede Herrera, que estaba anunciado como solista pero sorprendió con la incorporación de su hermano Fran y con la confirmación del nuevo nombre del proyecto, Los Herrera.
A esa altura, la Próspero Molina ya mostraba un marco cada vez más nutrido y la cantidad de gente agolpada frente al escenario comenzó a tener sus consecuencias en algunos desmayos y golpes de calor.
Antes del comienzo de la televisación nacional, los Monada tuvieron su esperada revancha de lo sucedido en la edición anterior, cuando padecieron serios problemas de sonido y no pudieron terminar su show con normalidad.
En esta oportunidad, el grupo de los hermanos Ninci se sacó la mufa de encima y recibió la primera gran ovación de la noche luego de hits como Mi habitación, Fumar o Tu
jardín con enanitos. Emocionados con el recuerdo de su padre, los músicos se acercaron al borde del escenario para despedirse entre papelitos y un reconocimiento que los confirma como referentes del género en sus propios términos.
Magui, arrolladora
Desde las 22, el Cosquín Cuarteto tuvo su inicio oficial para la transmisión televisiva.
Después de una apertura con bailarines ingresando en motos al escenario y fuegos artificiales, Magui Olave se subió al Atahualpa Yupanqui con su habitual carisma y energía. La cantante presentó el repertorio de su último disco, en el que también se estrenó como compositora, y demostró por qué es una de las figuras ascendentes del cuarteto. Con actitud arrolladora, Olave se comió el escenario y dejó las tablas calientes para la gran novedad de esta edición, Banda XXI.
El grupo formado en Río Cuarto, que cumple 25 años de trayectoria en 2023, fue la principal novedad de una grilla prácticamente calcada a la de 2022. Fue, sin dudas, el preludio a un cierre de jornada que esperaba por Q’ Lokura, Dale Q’ Va y La Konga. Además, la XXI se dio el gusto de invitar a los recientes premio Consagración en el Festival Nacional de Folklore, Destino San Javier, quienes se sumaron al clásico Qué bonito. Ese fue uno de los momentos definitivos que tuvo la primera noche del festival. Luego, los del Imperio invitaron al cubano Yuthiel, le pusieron otro toque folklórico a su esperada actuación con un cruce entre cuarteto y chamamé y se despidieron con El mismo calor.
Para ese momento, las afueras de la plaza mostraban calles colapsadas por la cantidad de gente que vivía el festival a la distancia, pero con el mismo fervor que dentro de la Próspero Molina. Si bastaba alguna confirmación sobre el éxito del Cosquín Cuarteto, ese mar de gente bailando y caravaneando fue la postal definitiva de un festival que tiene mucho crecimiento por delante.