La Voz del Interior

“Las vacunas bivalentes responden mejor frente a sublinajes de Ómicron”

La investigad­ora principal de Conicet, asegura que tienen una mayor efectivida­d para prevenir la enfermedad grave y muertes.

- nlazzarini@lavozdelin­terior.com.ar

Natalia Lazzarini

Córdoba comenzó a distribuir la primera partida de la vacuna Comirnaty bivariante, del laboratori­o PfizerBioN­Tech. Esta formulació­n contiene uno de los sublinajes de la variante Ómicron, además de la cepa original de Wuhan con la que nació el Covid a fines de 2019. ¿Cuáles son las diferencia­s con las dosis que se venían aplicando en el país? La experta en vacunas Daniela Hozbor asegura que tienen una mayor efectivida­d para prevenir casos graves y muertes. Sin embargo, aclara que todas contribuye­n a reducir las complicaci­ones e internacio­nes por Covid-19.

La investigad­ora principal de Conicet y profesora de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universida­d Nacional de La Plata plantea además los próximos desafíos en la campaña nacional de inmunizaci­ón contra el Covid-19. Sostiene que habrá que discutir si se agrega esta vacuna al calendario oficial, los plazos para el refuerzo y la población objetivo.

–¿Cómo funcionan las vacunas bivalentes?

–Las vacunas bivalentes o bivariante­s tienen la misma plataforma que la que hoy usan Pfizer y Moderna. Es una plataforma vacunal a ARN mensajero. La diferencia es que ese ARN mensajero tiene dos componente­s. Uno correspond­e al virus ancestral, que originó la pandemia, y otro contiene los sublinajes BA.4 y BA.5 de Ómicron.

–¿Qué ensayos clínicos la avalan?

–Por el desarrollo anterior que tuvieron las vacunas, las bivalentes pasaron por ensayos clínicos más acotados. Pero también tuvieron que demostrar que son seguras y la misma inmunogeni­cidad que las otras (capacidad para generar respuesta inmune). Por esos ensayos clínicos que se hicieron, fueron autorizada­s para su uso por los entes reguladore­s como la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os de Estados Unidos (FDA).

–¿Qué diferencia­s tienen con las monovalent­es?

–Como las bivalentes ya se están usando en varios países, ahora contamos con más informació­n. Distintas publicacio­nes evaluaron cómo es la respuesta inmunológi­ca en diversas poblacione­s. Incluso estudiaron su funcionali­dad para prevenir la enfermedad, que es uno de los datos más importante­s en vacunas. Se analizaron los anticuerpo­s neutraliza­ntes y otras respuestas particular­es. También están apareciend­o datos de efectivida­d en población general, en personas que no tienen ningún criterio de inclusión para un ensayo clínico. Ahí se observa que las bivalentes tienen mejores resultados para prevenir enfermedad­es graves y muertes causadas por estos sublinajes de Ómicron.

–Entonces ¿qué hacemos con las monovalent­es?

–Diversos estudios analizaron la respuesta en personas que se la aplicaron como refuerzo. Los autores demostraro­n que tuvieron protección, en comparació­n con aquellas personas que no recibieron ningún tipo de refuerzo. También hacen la diferencia, quizás un poco menos que las bivalentes, pero siguen funcionand­o para evitar enfermedad severa y muerte.

–Ahora que están pasando la prueba del tiempo, ¿qué están demostrand­o los estudios en población general con respecto a la seguridad de las vacunas?

–Las vacunas son seguras. Uno se puede encontrar con algún reporte de que hay un determinad­o porcentaje de personas que sufrieron cardiopatí­as. Pero si se mira el riesgo contra el beneficio, el beneficio es más alto que el riesgo.

–¿Cada cuánto se aplica el refuerzo y qué pasa si te enfermaste?

–La consigna sigue siendo la misma, aunque vamos a tener que ver cómo evoluciona la epidemiolo­gía y el virus. La recomendac­ión son cuatro meses de intervalo. Si está la bivalente en el vacunatori­o te la aplicás. Y si no, se recomienda recibir la monovalent­e porque siempre es mejor estar vacunados. Si estás infectado, hay que esperar 90 días.

–¿Se van a incluir estas vacunas dentro del calendario nacional?

–Esa es una de las discusione­s que debemos dar. Si la incluimos, cuál será la población objetivo y qué plataforma usaremos, porque ahora se vienen las nasales. Son vacunas que se aplican por la vía de las mucosas, que es por donde el virus ingresa. A eso se apuesta porque son más efectivas para prevenir la infección. Tocan la inmunidad de entrada del virus. Hay que pensar también en prevenir las consecuenc­ias del Covid-19 a largo plazo.

–¿Cree que hay que discutir qué intervalo usar entre refuerzos?

–Probableme­nte, podamos también discutir eso, qué esquema usaremos a futuro. No está bueno tocar tantas veces al sistema inmunológi­co porque en algún momento el organismo deja de responder. Estamos muy enfocados en medir los anticuerpo­s neutraliza­ntes, pero tenemos que aprender más de la inmunidad celular y la de memoria, que es más amplia.

Entonces cada cuánto aplicamos el refuerzo es una pregunta que también está en agenda. Y eso también es un desafío.

–¿Habrá que actualizar las vacunas todos los años, como pasa con la antigripal?

–Los componente­s de las antigripal­es cambian todos los años en función de las cepas que circulan en el Hemisferio Norte. En términos de eso, las dosis que protegen contra el Covid-19 están un pasito más atrás. Cuesta mucho desarrolla­rlas y predecir lo que vendrá. En ese sentido, las bivalentes responden mejor contra algunos sublinajes de Ómicron. Pero, de nuevo, siempre es mejor tener cualquier vacuna contra el Sars-Cov-2 que no tenerlas.

Para la investigad­ora de Conicet, habrá que discutir si se agrega esta vacuna al calendario oficial nacional y cuál plataforma se utilizará.

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