La Voz del Interior

Cacho Garay “Cuando hay problemas, hay que poner el pecho”

El humorista, recienteme­nte premiado con un Carlos, volvió al teatro Zorba, en el que debutó en las tablas hace 20 años. Aquí repasa su carrera, su vínculo con Facundo Cabral y cómo aprendió a vivir en paz.

- Fernando Agüero Correspons­alía

Tras ocho años de ausencia y de caminar por escenarios de otras latitudes, Cacho Garay volvió esta temporada la plaza que lo vio subirse por primera vez a un escenario teatral. Fue en la temporada 2003, de la mano de Pablo Sittoni, en el teatro de Eduardo Giordano y con el apoyo constante de Pato Achával.

20 años después, Cacho vuelve a su primer amor con un show nuevo en el que se muestra como siempre: con su sencillez campechana y un humor simple, directo y efectivo. Y volvimo nomá se llama el espectácul­o que encabeza en el Zorba. Mi suegra me dice el auténtico: tengo cara de pavo y soy pavo”, dice, entre risas, el mendocino que acaba de recibir el Carlos al mejor humorista y que saltó a la fama en ShowMatch, hace más de dos décadas.

–¿Extrañaste Carlos Paz todos estos años?

–Cómo no extrañar Carlos Paz que fue mi cuna teatral. Allá terminando 2002 arrancamos en Carlos Paz a fines de diciembre para hacer la temporada 2003, que fue mi primera temporada en mi vida. Hasta antes de eso había hecho festivales y algunas cosas puntuales.

–¿Cómo se dio tu primer arribo a Carlos Paz?

–Todo esto del teatro en Córdoba empieza a instancias de Rony Vargas a través de una charla telefónica mucho tiempo antes. Me contactó con gente de teatro, con Pablo Sittoni y él convocó a Pato Achával y conformamo­s nuestro tridente que se mantuvo por años y años. Ellos mantenían una relación de años con la familia Giordano y por eso llegué a Carlos Paz y me tocó inaugurar el teatro Zorba, donde estoy hoy.

–Y tuviste mucho apoyo de la gente en Carlos Paz…

–Sí, nos acompañó la gente y de ahí para acá nos acompaña siempre. Y ojalá que sigan haciéndolo. Yo siempre le pregunto al público si han venido a verme antes y generalmen­te me responden que sí. Y les digo: debe ser que les gusta o no escarmient­an (risas).

–¿Qué buscás de tu trabajo y de tu profesión en este tiempo?

–A esta altura de mi vida me resulta más importante estar tranquilo que ser feliz porque ser feliz es consecuenc­ia de estar en paz.

–Los humoristas tienen fama de no ser muy felices, porque justamente apelan al humor para tratar de alegrarse la vida y para alegrar las de los demás…

–Hay una palabra ahora que se usa con mucha frecuencia y descubrí que mi vida fue toda así: empatía. Toda la vida me puse y sigo poniéndome en el lugar de los demás. Me han pasado cosas muy lindas, como cuando hicimos Garay esquina Cabral (con Facundo Cabral). Siempre le estoy buscando el lado lindo a las cosas. Facundo decía que se quejaba de sus viejos zapatos hasta que vio un hombre sin pies. Son frases cortitas que enseñan a valorar las cosas. Soy un tipo feliz, tengo buen humor. No me río mucho para afuera, pero sí para adentro.

–¿Cómo te impactó el asesinato de Facundo?

–Fue como estar parado en una esquina y sin que te lo imagines viene alguien de atrás y te pega una cachetada con la mano abierta. Fue un impacto terrible y empecé a chequear, a preguntar, quería saber si era verdad... y sí, era así. Nunca unas pocas balas mataron a tanta gente.

–La comedia y la tragedia siempre andan cerca…

–Las dos cosas existen. Hay otro tema: todos tenemos dificultad­es a diario, algunas son menores y otras no tanto. De nosotros mismos depende de que a una dificultad le demos categoría de problema. Cuando hay problemas, hay que poner el pecho y solucionar­lo.

–Hay gente le busca problemas a las soluciones.

–Sí, como algunas mujeres que están buscando el príncipe azul y cuando les llega dicen: “Sí, pero yo quería azul más clarito”.

–¿Tuviste que cambiar algo de tu estilo a partir de los planteos del respeto a la mujer?

–Nunca tuve problemas porque no es mi tipo de humor. Para mí, la mujer es lo más sagrado y hermoso que Dios ha puesto en la vida. Y me parece muy bien la reivindica­ción que está dándose y lamento que tuvo que haber casi una revolución para que se reconozcan todos los derechos de las mujeres…

–¿Cambió algo de tu estilo, de ese Cacho que ganó Tinelli?

–Quizás van cambiando las historias, pero mi manera de hacer humor sigue siendo la misma. Una vez en una conferenci­a de prensa un periodista me dijo que iba a preguntarm­e cómo había nacido el personaje, pero se dio cuenta de que no había personaje, que yo era y soy así. Insisto, mi suegra me dice el auténtico: tiene cara de pavo y es pavo.

 ?? LA VOZ ??
LA VOZ

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina