Estudio cordobés aportó datos clave para proteger misiones espaciales
La investigación ayudará a programar sondas que impacten intencionalmente con asteroides para desviar su trayectoria a la Tierra.
Buena parte de la comunidad científica internacional y algunas agencias espaciales estudian y monitorean de forma constante los asteroides cercanos a la Tierra (NEA, por su sigla en inglés). Esto ocurre porque, dependiendo de su tamaño o la distancia a la que se encuentren, pueden ser una potencial amenaza si llegaran a colisionar contra nuestra superficie planetaria.
Una investigación liderada por Nair Trógolo, astrónoma del Observatorio Astronómico de Córdoba (OAC), dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) logró un aporte importante para esta área de estudio en base al análisis de Didymos, un sistema binario de asteroides ubicado a 10 millones de kilómetros de la Tierra.
El objetivo del estudio es determinar si Didymos está eyectando material fuera de su órbita.
La Nasa y la Agencia Espacial Europea (ESA) enviaron en 2021 la sonda espacial experimental de la misión Dart (Double Asteroid Redirection Test) que en septiembre de 2022 se estrelló intencionalmente contra el asteroide y logró desviar su curso. En 2024 enviarán también la misión Hera y por eso la investigación del OAC será fundamental para programar la trayectoria de la sonda y resguardarla de posibles y eventuales colisiones.
Tres tipos de asteroides
De acuerdo con su estructura, es posible encontrar en el espacio exterior asteroides monolíticos, algunos conjuntos denominados “pilas de escombros”, y otros asteroides con discos de partículas.
Mientras los primeros son una roca compacta de la que no se desprenden partículas, los segundos son un conglomerado de rocas individuales e irregulares generalmente pequeños (de diámetros menores a 10 kilómetros) que sólo se encuentran unidas por atracción gravitatoria y fuerzas de rozamiento.
El caso de los asteroides con discos de partículas se da cuando una pila de escombros experimenta una
Didymos está compuesto por un asteroide principal de 780 metros de diámetro llamado Didymos A, y otro más pequeño de aproximadamente 160 metros de diámetro llamado Dimorphos. Ambos forman un conjunto binario. velocidad de rotación muy elevada haciendo que la fuerza centrífuga (la que expulsa el material hacia el espacio) es mayor a la gravitatoria (la que mantiene la roca pegada a la superficie) y por ende viaja expulsando material.
Sucede que en algunos casos esta tendencia no se ha observado. Esta es la situación de Didymos y por eso el estudio de su estructura es fundamental para saber cómo estos asteroides mantienen su forma sin desintegrarse.
Cómo funciona Didymos
Didymos está compuesto por un asteroide principal con unos 780 metros de diámetro llamado Didymos A, y otro más pequeño de aproximadamente 160 metros de diámetro llamado Dimorphos.
La investigación llevada a cabo por Trógolo y su equipo analizó las fuerzas que experimenta un fragmento de roca en la zona del Ecuador del asteroide principal.
“Este estudio está hecho con simulaciones de computadora porque no hay manera todavía de hacer una detección in situ en el asteroide”, explicó la investigadora en diálogo con La Voz. Lo primero que se comprobó es que Didymos perdía rocas de su superficie constantemente, pero el centro del análisis era ver que ocurría luego con ellas.
Las pruebas determinaron que algunas partículas (el 97%) salían expulsadas y quedaban orbitando el asteroide por un tiempo hasta que eventualmente volvían a caer sobre el mismo. Luego despegarían de nuevo, en ciclos constantes de eyección y caída.
Pero sucedían otras tres cosas con las partículas expulsadas: un 2% de ellas seguían su viaje y aterrizaban en el asteroide secundario, un 0,2% quedaban en órbita formando un disco poco denso de partículas en el Ecuador, mientras que otro 0,2% se escapaban del sistema.
“Estas partículas que se escapan van en dirección contraria al sol porque son arrastradas por la presión de radiación solar”, aclaró Trógolo.
La investigadora indicó además que las partículas más susceptibles a este destino son las más pequeñas, con milímetros de diámetro, por lo que si se cruzaran con algún planeta en su trayectoria no ocasionarían ningún tipo de daño.
“Todo el sistema solar está minado de estas partículas chicas con un
máximo de un metro de diámetro. De hecho, cada vez que vemos una estrella fugaz es una de estas partículas que se desprendió de algún asteroide en algún momento y colisionó con la Tierra”, agregó.
La publicación con estos descubrimientos ocurrió en marzo de este año y sus resultados podrían ser corroborados con datos e imágenes de la sonda Dart que fue lanzada por la Nasa y la Agencia Espacial Europea contra el asteroide secundario de Didymos en noviembre de 2021.
La información recolectada todavía está en análisis, y podría comprobar la hipótesis de eyección de material de la investigación de Trógolo. Pero será recién en 2026 cuando llegue la respuesta definitiva tras el envío de la sonda Hera al sistema binario de asteroides.
Sistema binario.