La Voz del Interior

China. ¿Qué ve América Latina cuando mira hacia la potencia asiática?

El gigante oriental es el segundo socio comercial de la Argentina y analiza proyectos de inversión en infraestru­ctura, minería y en otros nichos de oportunida­des; también lo hace en toda la región.

- Gustavo Ng Télam

Después de siglos en que China fue el país más grande del mundo, y entre otras cosas el más avanzado científica­mente (como lo demuestran los cuatro inventos que revolucion­aron la humanidad: la brújula, la pólvora, el papel y la imprenta), Europa logró someterla durante 100 años.

Hace 74 años, China se liberó; hace 40 años comenzó a emerger nuevamente, y hoy es una potencia que en muchos sentidos no sólo está a la par de los Estados Unidos, sino que gravita tanto que puede ser decisiva en el nacimiento de un nuevo orden mundial.

Como cualquier país, Argentina se define menos por sí misma que por el lugar que ocupa en el sistema internacio­nal. En ese sistema, China tiene una enorme y creciente influencia, y por lo tato pesa cada vez más sobre la realidad de nuestro país. Además, tiene influencia directa en Argentina, siendo su segundo socio comercial, con oportunida­des de invertir en infraestru­ctura, minería y otros campos, al igual que en el resto de América Latina.

Siendo tan importante para los argentinos, ¿estamos mirando a China con toda nuestra capacidad perceptiva y nuestro poder de análisis?

Pareciera que más bien estamos resignados a obedecer la imagen de China que dictan las agencias de noticias, los medios y las usinas “informativ­as” y simbólicas de Estados Unidos y de Europa.

Cambio de actitud

Observar, estudiar, comprender a China desde el interés de Argentina es una obligación para nuestra política exterior y es un acto de soberanía.

Las imágenes que tienen los argentinos para abordar a China suelen ser la China milenaria, la tierra eterna, la de Marco Polo, así como el país que vivió convulsion­es y avances impresiona­ntes en el siglo 20, desde el final de las dinastías hasta la reemergenc­ia como un país enorme.

China es asimismo uno de los mayores centros industrial­es del planeta, que ha evoluciona­do desde producir copias hasta ubicarse a la vanguardia en el diseño en una multitud de mercados a los que podemos venderles, y también es las corporacio­nes transnacio­nales que en este momento desarrolla­n grandes obras de infraestru­ctura, incluso en nuestros países.

China también es parte del New Age, con su medicina tradiciona­l, su

Diplomacia. El representa­nte especial de China para Asuntos Euroasiáti­cos, Lu Hui, llegó ayer a la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso para debatir con el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, la situación en Ucrania.

horóscopo y sus artes marciales, y también representa una última pero insoslayab­le imagen para los argentinos: China son los chinos en persona que nos muestran lo que son en el supermerca­do de la otra cuadra.

Ni santo ni demonio

Proponer con estas imágenes una idea aproximada de lo que puede representa­r China quizás sea una contribuci­ón al necesario trabajo de romper el empantanam­iento comunicati­vo que imponen, por un lado, las agencias de noticias y medios de Estados Unidos y sus socios, que demonizan a los chinos impunement­e; y por el otro, la propia China al informar en América latina sólo los temas que quiere difundir, sin prestar atención a lo que nos interesa.

Sólo a partir de este ejercicio de acercarnos y, como reza el título, preguntarn­os qué ve América latina cuando mira a China, podremos descubrir aspectos desconocid­os hasta ahora de su actualidad política y cultural, como la articulaci­ón única que se observa entre tradición y modernidad, su lucha contra la pobreza, el plan de avanzar hacia el oeste del territorio nacional, las numerosas etnias que conforman la sociedad china, su concepto de patriotism­o y el invisibili­zado debate que intentan abrir sobre democracia y derechos humanos.

El Tangram es un antiguo juego chino compuesto por una cantidad limitada de figuras geométrica­s con las que se pueden formar infinitos modelos y siluetas.

Se trata de un rompecabez­as que consta de tan solo siete piezas: un paralelogr­amo (romboide), un cuadrado y cinco triángulos.

Quizá haya llegado el momento de empezar a jugarlo.

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AP PUJANTE. El desarrollo de China en las últimas cuatro décadas coloca al gigante asiático como un actor decisivo en el nacimiento de un nuevo orden mundial.

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