Lucas Combina “El cine es un aprendizaje constante”
El cordobés Lucas Combina ganó el Cóndor de Plata por su ópera prima, “Un crimen argentino”. El director habla de su formación y de su futuro.
El Cóndor de Plata levantado por Lucas Combina en la última edición de los premios que entrega la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina (Acca) sella un debut promisorio.
El director cordobés nacido en 1978 recibió el galardón en la categoría a mejor ópera prima por Un crimen argentino, filme de HBO/Warner estrenado el año pasado que despliega un policial de época con actuaciones de Darío Grandinetti, Nicolás Francella y Matías Mayer.
Basado en un libro verídico de
Reynaldo Sietecase, la historia se sitúa en los años de dictadura en Rosario y exhibe las peripecias de dos secretarios de juzgado en su afán por desentrañar una red de corrupción que alcanza a la institución policial. Medido y ambicioso en su abordaje, Combina había dado muestras previas de su talento en La chica que limpia, tira que aspiró al Cóndor de Plata en 2019.
Combina nació y se formó en Córdoba, y vive actualmente en Río Ceballos. Después de hacer el primario y el secundario en la escuela pública, optó por estudiar cine en la UNC, ya que le atraía la fotografía, aunque barajó también arquitectura como opción. “Vos estudiá lo que quieras, menos dos cosas: no seas ni cura ni militar”, recuerda que le dijo su padre. Coppola, Scorsese, Spielberg, Tarantino y Fincher son los referentes anglosajones que Combina menciona y que él vincula a una forma clásica de hacer cine.
Los sacrificios académicos empezaron a dar sus frutos, y de ahorros previstos para vacaciones nacieron cortos hechos con amigos en los que Combina se fue acercando cada vez más a la cámara. “Lo primero que dirigí fue un corto, una adaptación de un cuento de Fontanarrosa para la tesis de mi pareja. Yo me anotaba en las tesis de los otros y de esa forma filmaba como cinco cortos a fin de año, me encantaba filmar. Fui ganando horas de rodaje, al igual que los pilotos que hacen horas de vuelo”, compara.
Combina vivió durante un tiempo en Chile, donde terminó por comprobar que su deseo era contar historias en pantalla grande. Cuando regresó a Córdoba, se dio la oportunidad de dirigir y guionar la serie La chica que limpia, su primera y bien recibida experiencia autoral.
Una vez finalizado el proyecto, hizo publicidad y documentales, hasta que Juan Pablo Buscarini lo contactó para Un crimen argentino.
“Dirigir un largometraje con ese nivel de producción había sido mi sueño desde el principio”, afirma el realizador. “Lo que me lleva a hacer cine es el aprendizaje constante que te permite, porque cuando encarás un proyecto, no sabés de algunos temas y te sumergís en una exploración para empaparte, para averiguar ya sea de política, historia, geografía, naturaleza, personajes o biografías –señala–. Todo el tiempo estás explorando y aprendiendo, y eso es lo más lindo de la dirección. No es para nada un trabajo monótono”.
–¿Qué tipo de historias te interesan?
–Trato de contar desde un lugar que tiene que ver con la aventura del personaje. Me gusta la transformación; para mí, siempre tiene que haber una transformación desde el principio hasta el final. Me gusta el cine que tiene acción, pero no cuando se queda solamente en la acción. Quiero que haya un contexto político y social que lo atraviese y que pueda identificarte con lugares o situaciones. A la vez, me gusta llevar a los personajes al extremo y jugar a mezclar géneros dentro de la historia, eso me encanta. Por momentos, tener un drama, pero si se puede insertar también un chiste en un diálogo, o bien tener una situación de suspenso o de acción. Y otra cosa que tengo pendiente es el espectador, siempre me hago la pregunta de cómo va a entender el filme el espectador. Para mí, el espectador es lo más importante del cine.
–¿Cómo evalúas el premio?
–Me llena de emoción y de alegría. Sobre todo porque es a la mejor ópera prima, es un empujón grande, te están premiando lo primero que hiciste y ya te ponen en un buen lugar. Estando acá en Córdoba también significa poder visualizarme en Buenos Aires, en el resto del país y en otros lugares.
–“Un crimen argentino” y “Argentina, 1985” comparten cierto enfoque y tono de época. ¿Qué creés que lleva al cine nacional a revisar el pasado?
–Son las historias que tenemos que contar, que sucedieron en nuestra historia, son nuestros contextos políticos y sociales. Si bien comparten época, son dos películas diferentes. Argentina, 1985 es más histórica, tiene que ver con el Juicio a las Juntas, que de hecho se debía contar, y está muy bien. Lo nuestro se enfoca en el contexto militar, pero es un caso policial. El punto en común es una cuestión de patrimonio, de querer contar y explorar una parte aunque sea fragmentaria de la historia argentina y de eso que nos identifica.
–¿Cómo ves la actividad cinematográfica en Córdoba?
–Hay que generar una continuidad de trabajo, animarse a hacer producciones más grandes. Tienen que existir distintos tipos de cine, tenemos que generar continuidad también para los actores, tener nuestras propias estrellas. Se puede hacer una industria en Córdoba, pero quedan por fortalecer muchas cosas. Hoy cuesta hablar de industria incluso en Buenos Aires, al cine nacional le falta industria. A mí me encantaría filmar una gran película acá porque es mi casa, pero es necesario apuntalar varios sectores del cine, y debe haber políticas que acompañen.