“Reality”. Un filme recomendado para ver en Mubi, basado en hechos reales
Sidney Sweeney se luce como protagonista de un drama verídico de espionaje que involucró a una joven estadounidense.
Presente en estrenos tan resonantes como poco agraciados (Madame
Web, Con todos menos contigo ),la ascendente Sidney Sweeney tiene oportunidad de lucirse mejor en Reality, un largometraje más pequeño aunque de alcances perturbadoresqueesnovedadenlacartelerade Mubi.
Basado en el caso de conocimiento público que involucró a la verídica Reality Winner en 2017, el debut de la directora Tina Satter se concentra en una literal hora y media de incómodo interrogatorio que atraviesa la joven protagonista en su casa estadounidense de Augusta, Georgia.
Tras mostrarla trabajando brevemente en su rutina de oficina donde la rodean televisores con noticias de Donald Trump, la cámara pasa a exhibir la llegada posterior de Reality a su hogar de barrio residencial en el que la esperan dos inquisitivos agentes del FBI (Josh Hamilton y Marchánt Davis).
Aunque ella no parece sorprenderse por la situación, pronto se va haciendo evidente la ambigua disonancia entre la naturalidad que transmite Reality y los temas que surgen del diálogo entre ella y los agentes.
La portación de armas, el pasado militar en Afganistán, el manejo de idiomas orientales y el trabajo con documentos confidenciales se alternan con menciones a la gata y el perro de la interrogada, el crossfit y el yoga que ella practica y la comida quehayensuheladera.
De igual modo todo puede ser incriminador en las pertenencias de Reality que las autoridades fotografían, desde un cuaderno con ingenuos dibujos animé a un Corán subrayado o un rifle color rosa. A medida que las preguntas avanzan y la acción se traslada a un decisivo cuarto trasero los cabos sueltos empiezan a encajar, y el semblante de Reality se altera cuando reconoce haber filtrado información para poner en evidencia al gobierno.
En sintonía con su vaivén inestable, Reality se planta en principio como una ficción documental que se pregunta por la validez de un acto de espionaje que pretende servir a la democracia. Pero sería apurado asociar al filme con proclamas como Citizenfour, el indispensable retrato del hacker activista Edward Snowden.
Proveniente del mundo del teatro, a Satter le interesa explorar los límites entre registro y representación, y por eso los diálogos están rigurosamente tomados del interrogatorio que se consignó en la casa de la real (valga la redundancia) Reality, emulando asimismo su duración y desplazamientos espaciales.
A la vez copia fiel y desprendimiento experimental, la película juega con las apariencias, los límites entre los cuerpos, la brecha entre intimidad y poder, inocencia e intencionalidad, lo que se explicita y lo que se oculta tanto en términos de intimidad como de poder. El dilema central del planteo es, claro, la “realidad”, esa evidencia huidiza que nunca termina de salir a la luz.