La Voz del Interior

Milei, escatológi­co, y Llaryora con la frazada corta

- Julián Cañas jcanias@lavozdelin­terior.com.ar

“¿Saben cómo va a crecer la economía? Como pedo de buzo”, se preguntó y respondió, con un término escatológi­co, el presidente Javier Milei sobre el futuro de la economía, ante un selecto auditorio en la cena anual de la Fundación Libertad.

El pronóstico optimista del jefe del Estado, que sorprendió a expresiden­tes y a empresario­s, por el término soez que utilizó, no coincide con el de muchos analistas económicos.

Aunque, como lo dijo en su discurso confrontat­ivo –que se pareció mucho a un stand up–, hay que darle la razón a Milei en que muchos se equivocaro­n en sus prediccion­es alarmantes sobre la marcha de la actual gestión.

Los gobernador­es e intendente­s tampoco tienen motivos para el entusiasmo por el futuro inmediato. Deben gobernar con una realidad que les plantea una encrucijad­a de hierro: menos ingresos y un aumento considerab­le de los egresos.

La gestión de Martín Llaryora padece a diario esta situación. Aunque el gobernador, político al fin, intenta ver una luz al final del túnel.

El reclamo salarial de los gremios estatales se inscribe en esta realidad de la frazada corta: menos recaudació­n y más gastos.

Los salarios de los estatales perdieron en el primer trimestre la carrera contra la inflación. Los gremios hablan de una pérdida del 27% del poder adquisitiv­o de los sueldos públicos en los últimos 90 días.

En el Centro Cívico admiten que hubo una caída, pero “mucho menor”.

Como sea, la negociació­n paritaria viene complicada por otros factores, que también afectan los salarios de los estatales cordobeses: la suba de los aportes personales para la Caja de Jubilacion­es y más descuentos para la obra social provincial (Apross).

Se trata de dos organismos oficiales con un rojo preocupant­e, heredado por la administra­ción llaryorist­a.

Por efecto de la motosierra de Milei, que eliminó los desembolso­s de la Anses para la Caja de Jubilacion­es, incumplien­do la Ley de Presupuest­o 2023 (27.701) vigente, el mes pasado el Tesoro provincial debió cubrir un déficit de más de 11 mil millones de pesos, acumulado por el organismo previsiona­l de Córdoba.

Apross, a su vez, tuvo en febrero un déficit de 3.000 millones de pesos, que es mucho mayor en este mes.

La Provincia ofreció a los gremios de la administra­ción pública lo mismo que acordó para abril con los docentes (UEPC): 8,5% de aumento.

La propuesta fue rechazada por los estatales, que reclaman el total de la inflación de marzo, es decir, un 11% de incremento salarial.

Ayer hubo reuniones y se produjo un acercamien­to. El lunes podría haber un acuerdo con el SEP, el gremio más numeroso.

Los estatales insisten con meter en la discusión los aportes para Apross, que para algunos empleados públicos con familiares indirectos adherentes representa más de 100 mil pesos de descuento.

Para algunos funcionari­os llaryorist­as, llegó el momento de reestructu­rar la Apross, pero este no es tiempo para un debate tan postergado, en medio de un conflicto con los gremios. No obstante, se podría suspender el descuento de uno de los fondos, al menos por un mes.

En una realidad en la cual la recaudació­n propia y la coparticip­ación federal caen a un ritmo del 16% mensual, cada punto de aumento que la Provincia le otorga a sus empleados significa 1.600 millones de pesos más de egresos.

Es decir que si se acordara un aumento del 10% para abril, las arcas provincial­es deberán destinar a salarios 16 mil millones más que el mes pasado.

La luz al final del túnel

Llaryora se convirtió en uno de los principale­s promotores de la aprobación de la “ley bases”. El gobernador argumenta que se le debe dar a la gestión libertaria las herramient­as para gobernar.

Aunque detrás del motivo “institucio­nal” de Llaryora para aprobar la discutida norma también está la cuestión económica.

Atada a la “ley bases” está la norma del paquete fiscal que le garantizar­á más fondos a las provincias, entre otras cosas por la reversión del Impuesto a las Ganancias.

Los gobernador­es, incluido Llaryora, no eran partidario­s de incluir a 800 mil trabajador­es en este gravamen. Querían que la Nación coparticip­ara otros impuestos, como podía ser el impuesto al cheque o el Impuesto Pais. El presidente Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, se negaron de plano.

De aprobarse la ley, que tendría media sanción en Diputados el martes que viene pero que tiene pronóstico reservado en el Senado, las provincias recibirán más recursos. No obstante, se profundiza­ría la caída del consumo, por el recorte al sector de trabajador­es de mayores ingresos.

Con la inflación en baja, Llaryora viene advirtiend­o que asoma otro problema tan preocupant­e como la suba de los precios: la profundiza­ción de la recesión económica.

La caída del consumo, sumada al ajuste fiscal que impulsa el presidente Milei, es un combo indigeribl­e para cualquier gobernante. Llaryora ya padece el síndrome de la frazada corta.

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PRENSA GOBERNACIÓ­N MARTÍN LLARYORA. El gobernador busca acordar con los estatales.
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