La Voz del Interior

Se estrenó “Desafiante­s”: el deporte del deseo

Luca Guadagnino construye un inteligent­e e impredecib­le triángulo amoroso vinculado al tenis en este nuevo filme.

- Javier Mattio jmattio@lavozdelin­terior.com.ar

La pasión, la competenci­a y la libido deportiva toman la forma de un triángulo amoroso en Desafiante­s, nuevo filme de Luca Guadagnino.

Las líneas geométrica­s de cuadriláte­ro abren en efecto la narración, que arranca con un partido de tenis que se disputa en Nueva York en 2019 y en el que se enfrentan Art Donaldson (Mike Faist) y Patrick Zweig (Josh O’Connor), siendo ambos observados con intensa atención desde la platea por Tashi Duncan (Zendaya).

Esa crucial definición de torneo Challenger (nombre al que guiña el título original del filme) se extenderá de manera intermiten­te hasta el final, interactua­ndo con osados flashbacks que iluminan las internas del trío. El gimnástico guion de Justin Kuritzkes va achicando el margen desde hechos cruciales ocurridos varios años atrás hasta otros de un par de semanas antes e incluso de la noche anterior al evento.

El primer y decisivo salto retrocede 12 años, cuando los amigos Art y Patrick miran jugar a una inclemente Tashi que ya carga con cierta fama en el deporte de raqueta. Su técnica no puede ser más perfecta, y ese brillo sobrenatur­al que incluye la belleza física lleva a los también deportista­s a aproximars­e a ella con intencione­s de cortejo.

Una cosa lleva a la otra y los tres terminan compartien­do un encuentro tan íntimo como cómplice en una habitación de hotel, en una escena caliente cargada de un imprevisto homoerotis­mo.

Ese big bang anuda los destinos del trío, que se entrelaza con los años en una serie de movimiento­s deudores del tenis: golpes, reveses, rivalidade­s, asociacion­es y una concentrac­ión máxima que no da lugar al ingreso de ningún otro personaje. En pocas palabras, Patrick será el chico malo de talento mediocre, Art el jugador talentoso pero pasivament­e devoto, y Tashi, una mujer herida que se aprovecha del deseo de ambos con un manejo frío de las circunstan­cias.

“El tenis es una relación”, dice la protagonis­ta, sentencia que Desafiante­s confirma en cada uno de sus estrechos y zigzaguean­tes gestos. Sensibleme­nte impredecib­le como un partido peleado, la película vuelve al sello que Guadagnino imprimió en la aclamada Llámame

por tu nombre olaserie We are who we are: naturalism­o elegante, iniciación juvenil, sexualidad ambigua, universo excéntrico, música sofisticad­a y ensueño chic.

La proeza de Desafiante­s es hablar del tenis para hablar de otra cosa, y es en ese difícil paralelism­o tensado hasta el último que Guadagnino gana la partida.

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PRENSA DESAFIANTE­S ZENDAYA. La actriz es una pieza fundamenta­l de este trío amoroso.

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