“¿Las series pueden abrir mentes, fomentar la curiosidad y la empatía? Yo creo que sí”
En su primera entrevista para un medio argentino, la mujer más poderosa de NETFLIX habla de su historia, de su trabajo y de la búsqueda de una mayor diversidad e inclusión en la industria del entretenimiento.
Nació en Londres y se crio entre Inglaterra, Zambia y la India hasta que a sus 9 años sus padres (ambos de ascendencia india) decidieron instalarse definitivamente en Los Ángeles, su “casa” desde entonces. “En realidad, sigo siendo una ciudadana del mundo”, afirma ella y admite que ese mix cultural fue siempre uno de sus grandes “activos” en la industria del entretenimiento, donde está dejando una importante huella. Pasó por CBS y Universal y desde el año pasado es la Vicepresidenta de TV Global de Netflix, cargo con el que motorizó exitosas producciones originales como Poco Ortodoxa y Gambito de Dama. “Crecí viendo una televisión en la que no existían, por ejemplo, las historias de mujeres indias. Y ahora resulta que tengo la dicha de poder hacer series en muchas lenguas diferentes, con todo tipo de personas, géneros, e identidades y con un amplísimo nivel de representación. Y encima de todo, con la posibilidad de estrenarlas a nivel global”, afirma.
-¿Es importante el instinto la hora de tomar decisiones sobre series y películas de estreno global?
-Yo siento que básicamente son decisiones que dependen de eso, del instinto, de la corazonada. Que se apoyan, es cierto, en varios pilares que también son muy importantes: en primer lugar, la capacidad de contratar gente apasionada y comprometida por sus historias en cada país. Y en armar equipos que a su vez sean lo más heterogéneos. Y, por último, en lograr que cada creador sienta, que su visión está siendo respetada, escuchada y que todos estaremos trabajando en pos de ella. La clave, supongo, está en crear todo ese ambiente, ese contexto, para que las corazonadas creativas puedan funcionar. -¿Te arrepentís de alguna decisión en particular, de alguna serie o cancelación de serie?
-No. Realmente creo que de todo proceso hemos sacado conclusiones y aprendizajes varios. Hay series con las que tomás más “riesgos”, otras en las que creés que el público va a responder más rápidamente y luego eso no sucede. O sí… En el fondo, siento que toda esa interpretación sobre previsiones y resultados también forma parte de nuestro trabajo creativo y habitual.
-¿Tiene un sabor especial cuando un “tapado” la “pega”?
Pienso en Gambito de Dama por ejemplo…
-Es tan interesante cuando pasa algo así… Con Gambito de Dama sabíamos que se trataba de una serie muy buena, su creador, Scott Frank, es realmente un tipo brillante, pero todo lo que sucedió fue espectacular. Una serie además, plenamente centrada en una mujer, con una actriz nacida en Argentina, y un personaje que también tiene mucho de underdog (“tapada”)… Empezar a notar la cantidad de gente que la veía, que hablaba de ella y que en muchos casos terminaba comprando tableros de ajedrez… Fue hermoso, no te lo voy a negar. -Hace poco te escuché decir que Netflix está cambiando en cierto modo el paradigma de Hollywood, una industria que antes emanaba sus historias y contenidos hacia el mundo y ahora va en busca de ellas…
-Yo siento que el gran cambio de esta era es el acceso. Actualmente tenemos más de 200 millones de usuarios en todo el mundo que tienen acceso a muchísimas historias de cualquier parte del globo. Y eso genera más oportunidades y también una mayor posibilidad de identificación de parte del público. Hoy el entretenimiento puede ser tanto una ventana (a otras culturas e historias) como un espejo... Recuerdo en mi viaje a la Argentina, uno de los últimos antes de la pandemia, que me sorprendió mucho notar cómo ustedes habían conectado con Poco ortodoxa, una historia sobre una mujer de la comunidad judía ortodoxa de Satmar, Nueva York… Creo que ese nivel de entendimiento global es también parte de este enorme cambio.
-¿Creés que eso se puede traducir en cambios sociales? -Yo siento que nuestro objetivo tiene que seguir siendo el de entretener a nuestros miembros. Pero sí, creo que el entretenimiento durante toda la historia ha propiciado o incluso iniciado muchas conversaciones sociales. ¿Puede abrir mentes, fomentar la cercanía, la curiosidad y la empatía? Yo creo que sí. Incluso a partir de historias que no tratan temas sociales o políticos de manera directa. Siempre existe el mensaje. Poco ortodoxa es un claro ejemplo de ello.
-¿Y el cine tradicional dónde queda en este panorama (y sobre todo con la pandemia como realidad aún latente)? ¿Le decimos adiós?
-No, no creo que se trate de decirle adiós a los cines. Me parece que estamos más bien ante una era de convivencia donde lo que manda es el “members choice”. A veces ese miembro o usuario decidirá salir y ver una película en el cine, y otras se quedará en casa. La pandemia definitivamente inclinó la balanza hacia el streaming, pero no dudo de que los cines reabrirán y se reencontrarán con su público.
-¿Cómo te llevás con lo efímero que puede ser todo esto por momentos? Un día todo pasa por tal serie o película y al día siguiente, ya no…
-Mmm creo que cuando miramos la foto grande, ampliada, nos damos cuenta que la cosa no es tan así. Hay shows que provocan mucho ruido y conversación, como Bridgerton, por citarte un ejemplo reciente, pero que no necesariamente son solo de ese momento. Sucedió con La Casa de Papel ahora, que muchos la “descubrieron” durante la pandemia. Además, lo que suele ser más pasajero en las series es la conversación en voz alta, pero el impacto silencioso perdura.
Gambito de Dama
“Con sabíamos que se trataba de una serie muy buena, lo que sucedió fue espectacular.
Poco Ortodoxa
es un claro ejemplo de las series que interesantes conversaciones sociales”.