Marie Claire (Argentina)

Sobrevivie­nte de un infierno

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Fama tiene 33 años y fue mutilada a los 6 en su país natal, Senegal. Ahora vive en España, tiene una hija, está separada y trabaja en tareas de limpieza.

-En Senegal la tasa de mutilacion­es llega al 24 por ciento. ¿Qué sentís cuando escuchas esas cifras?

-En mi país está prohibido, pero se sigue haciendo. Como ahora se persigue más y se revisa a las niñas cuando empiezan a ir a la escuela, se hace en bebés de meses. De esta manera, no les pueden denunciar. Es una aberración, nos quitan una parte de nuestro cuerpo, y también una parte de nuestra vida.

-¿Qué fue lo que más te “pesó” de haber sufrido esto? -El miedo que vino después de la mutilación. Miedo por mi hermana (que se lo hicieron el mismo día) y no se recuperaba. Miedo de que me lo volvieran a hacer. Me decían: “Si no te portas bien, te volveremos a cortar.” Siempre tenía miedo de eso. -Después de la mutilación a vos y a tu hermana, ¿qué pasó?

-Me pusieron agua caliente

(entre las piernas), unas hierbas y ungüentos de medicina tradiciona­l. Me dolió mucho, mucho. Después nos metieron en una habitación a oscuras, como es tradición. Estábamos nosotras y otras 3 chicas durmiendo en el suelo encima de unas telas. No puedes dormir en la cama ni salir de la habitación, incluso no puedes caminar. No nos dejaban que nos tocáramos y nos vigilaban durante todo el día. -¿Qué le dirías hoy a las personas que creen que es una tradición cultural?

Que dejen de hacerlo. Que no tienen derecho. Que hacen mucho daño, no solo ese día, sino para toda la vida.

-Te sometiste a una operación para reconstrui­r tus genitales. ¿Qué sentías antes por tu cuerpo y qué sentís ahora? -Sentía que me faltaba algo y que no era justo. Ahora estoy completa y eso me hace feliz. Y tengo una hija de 8 años a la que darle un futuro. Ella jamás pasará por esto.

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