Marie Claire (Argentina)

Mirar más allá.

Yésica Gutiérrez reconvirti­ó su ceguera en resilienci­a y sororidad.

- TEXTO: FERNANDO GOMEZ DOSSENA. FOTOS: FUNDACIÓN AVON.

Yésica fue prematura y al poco tiempo de su nacimiento se le desprendió la retina del ojo derecho. Veía solo del izquierdo, pero los pronóstico­s de los médicos eran malos. Creció sabiendo que en algún momento iba a perder su visión por completo. Finalmente, eso ocurrió a sus 10 años. “Fue un proceso largo y con muchas idas y vueltas porque luego volví a ver por 6 meses. Me operaron, pero para seguir mi tratamient­o debía quedarme en Buenos Aires y mi familia no tenía los medios económicos para sostenerlo”, recuerda. Ir y venir a la Capital –cuando sus padres podían- fue parte de su rutina durante mucho tiempo. Mientras tanto, su nueva retina se iba plegando cada vez más, soportó dos años de cirugías y momentos en los que de repente veía nuevamente luces, colores y se entusiasma­ba… hasta que a los 18 años quedó definitiva­mente ciega. “No se si me gustaría volver a ver, ya estoy acostumbra­da, esta soy yo y me define: Yésica Gutiérrez, una persona ciega que aprendió, y mucho, gracias a su discapacid­ad”, sentencia y aclara: “Lo que yo pasé me hizo entender a las personas con discapacid­ad, entonces, luego de un largo proceso interno, decidí trabajar para ayudar a las demás, a los que habían pasado o estaban pasando lo mismo que me sucedió a mí. Todo esta energía y ganas se traducen hoy en Mudeba (Mujeres derribando barreras), una agrupación de promoción, ayuda e inclusión a mujeres con discapacid­ad de San Salvador de Jujuy”.

SIEMPRE IR MÁS ALLÁ

Aprender Braile, salir a caminar sola, terminar la escuela secundaria… esas fueron las primeras metas que se puso Yésica. Y las logró de forma exitosa. “Todos mis profesores me llamaban `la esponjita`”, recuerda sonriente. Cuando finalizó 5º año se sentía más que satisfecha, pero a su vez notaba que algo le faltaba, que tenía ganas de seguir adelante y encontrar un nuevo desafío. “Con la ayuda monetaria del médico que me operó me anoté en una universida­d privada en Jujuy para estudiar Psicología. Estaba súper feliz, pero enseguida me topé

con el doble discurso que prima: por un lado, una institució­n muy abierta, pero por otro, con muchas trabas para los estudiante­s con discapacid­ad”, recuerda y agrega: “Fue difícil, un camino de subidas y bajadas, pero me convencí finalmente de seguir adelante cuando conocí a varios profesiona­les con discapacid­ad que se habían recibido en años anteriores. Eso realmente me inspiró y me dio fuerza para dar el primer paso y seguir adelante”. El camino volvió a tener sus momentos cuesta arriba: en cuarto año abandonó los estudios porque tuvo conflictos con una profesora que le dijo que como psicóloga ella podía “causarle cierto daño a sus pacientes debido a su discapacid­ad”. “Fue un golpe muy duro que me diga eso. Fue la primera vez que tomé tanta conciencia de lo que me pasaba. Yo estudiaba para poder ayudar a los demás, no para perjudicar­los. Por ese entonces me sentí muy sola y me di cuenta de que me faltaba contención, si en ese momento hubiera existido una organizaci­ón como Mudeba estoy segura de que hubiera continuado sin ninguna interrupci­ón y hubiera ganado tiempo”, afirma. Por suerte, a sus 32 años, Yésica sigue nuevamente adelante con su carrera, colabora en programas de radio de San Salvador de Jujuy para comunicar sobre mujer y discapacid­ad, se dedica a dar clases de particular­es de algunas materias -ya que vive sola y no puede mantenerse con su pensión de 12 mil pesos-, es capacitado­ra de personas con discapacid­ades severas y, por supuesto, es uno de los pilares fundamenta­les de Mudeba, el proyecto solidario que el año pasado se llevó el Premio de la Fundación Avon. Justamente a partir de esta semana se abrió la convocator­ia para este galardón que premia a proyectos sociales de mujeres para mujeres. Para inscribirs­e hay que anotarse en la web: fundaciona­von.org.ar/premios.

MANOS A LA OBRA

“En Mudeba somos un grupo de mujeres con discapacid­ad -en su mayoría ciegas- que trabajamos para ayudar a otras mujeres en la misma condición. La realidad de nuestra provincia es muy diversa entonces realizamos y organizamo­s talleres y capacitaci­ones con perspectiv­a de género para que puedan mejorar su calidad de vida”, explica Yésica. En la “futura fundación” hay 30 mujeres fijas y algunas más itinerante­s que colaboran junto a sus maridos, aún no tienen lugar físico y toda la grilla de actividade­s está destinada a mujeres. El rol de Yésica (que es especialis­ta en perspectiv­a de género) es de coordinar, generar nuevos proyectos y acompañar para que estos se hagan realidad. “Realmente no tenemos tareas estáticas, cada una da una mano en lo que sabe y puede. Además, intentamos incluir a todas en cuanto entran. Siempre algo para hacer tienen, porque necesitamo­s bastante ayuda”, detalla. Mudeba se junta una vez al año para organizar cómo será su cronograma y para escuchar a las mujeres y ver qué necesitan. Este año lo hizo en el complejo Eva Perón de la localidad de Los Alisos.

“Las realidades en nuestra provincia son muy complejas, nos encontramo­s con mujeres de 50 años que nunca salieron a la calle o muchísimas que no conocen sus derechos y jamás hicieron su trámite para recibir la pensión”, cuenta Yésica y suma: “En la actualidad nos preocupan mucha las mujeres sordas, ya que para que puedan hacerse entender se necesitan intérprete­s y veedores y, por supuesto, la poca independen­cia de muchas, personas que tienen celulares pero los manejan sus maridos, por ejemplo, y no pueden valerse por sí solas”.

LA DISCAPACID­AD COMO OPORTUNIDA­D

Quien mejor que alguien que pasó por una situación y en una condición similar para entender y empatizar con las otras. “La discapacid­ad te infantiliz­a muchísimo. Por este motivo queremos empoderar a las mujeres, conocerlas, saber si les gusta alguien o no, hacerlas sentirse deseadas, lindas, ¡vivas!… Las familias muchas veces sin querer no te dan las alas necesarias para crecer, te brindan solamente (y es comprensib­le) las herramient­as para sobrevivir, pero no para sentirte bien, quererte, encontrar placer”, explica Yésica y rememora: “Mi mamá

“LA DISCAPACID­AD TE INFANTILIZ­A MUCHÍSIMO. LAS FAMILIAS( YES comprensib­le QUE LO HAGAN) SUELEN BRINDARTE SOLO herramient­as LAS PARA SOBREVIVIR, PERO NO PARA SENTIRTE BIEN, PLACER”. QUERERTE Y ENCONTRAR

trataba de mirarme y pensar que yo no era ciega, porque si me veía chocarme contra la pared cuando caminaba me iba a querer abrazar inmediatam­ente y eso no me iba a ayudar a salir adelante y superar los obstáculos”. Mudeba organiza entonces talleres de automaquil­laje, informátic­a, orientació­n vocacional, secretaria­do e imagen personal. También buscan ayudar a discapacit­adas que se vinculan amorosamen­te con otras personas discapacit­adas (sucede muy a menudo), entonces cuando hacen una denuncia suelen no creerles. “¿Cómo te va a pegar alguien en silla de ruedas que no puede caminar? ¿Un sordomudo te va a maltratar?

Esas son algunas de las preguntas descreídas que reciben cuando hacen una denuncia. La violencia dentro de la discapacid­ad es un tabú, pondremos énfasis en hablar de esto. Queremos abrir a un diálogo para mejorar la situación de todas”, afirma.

En un futuro -y mientras preparan el himno de Mudeba y los videos por la campaña por el Día Internacio­nal de la Mujer- planean con el dinero del premio que ganaron de Fundación Avon llegar a más mujeres del Interior de Jujuy, dedicarse especialme­nte a las discapacit­adas sordas y buscar la forma de transforma­rse en una institució­n para que ciertos temas burocrátic­os sean más sencillos y más proyectos –tanto gubernamen­tales como privadospu­edan concretars­e. “Mi sueño es trabajar como psicóloga, pero ayudar a las demás es realmente algo muy hermoso y gratifican­te. Hay mujeres que me llaman a la madrugada pidiéndome ayuda, otras que se animaron a salir a caminar a la calle de mi brazo y algunas que no hablaban y a partir de los encuentros comenzaron a tener su voz y a tomar pequeñas decisiones dentro de su núcleo familiar. A veces lo pienso, me emociona y me impulsa a seguir adelante”.

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SALVADOR DE JUJUY.
DE A POCO SE FUERON SUMANDO CADA VEZ MÁS. HOY MÁS DE 30 MUJERES CON DISCAPACID­AD SON PARTE DE MUDEBA EN SAN SALVADOR DE JUJUY.

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