Marie Claire (Argentina)

Entrevista con

Rossy de Palma.

- TEXTO: PABLO STEINMANN.

Nos atiende desde Sidney, ciudad que la tiene encantada no sólo por su estrategia frente a la pandemia (prácticame­nte no hay casos activos de Covid-19 en toda la isla) sino también porque le permitió reencontra­rse, y a lo grande, con la naturaleza. “Estoy fascinada con el clima y los paisajes de Australia, siento que tienen una potencia terapéutic­a monumental”, comenta. Allí filma Carmen, la ópera prima de Benjamin Millepied, coreógrafo francés y actual marido de Natalie Portman. “Es un musical que sorprender­á, por su historia y por mis compañeros que también son maravillos­os”, afirma sobre un elenco formado, entre otros, por Paul Mescal, Jamie Dorman y Melissa Barrera. Tras esa experienci­a, Rossy volverá a España para comenzar con Madres paralelas, el nuevo filme de Pedro Almodóvar que la unirá a “madres” como Penélope Cruz, Aitana Sánchez-Gijón y Milena Smit.

Y por si todo eso fuera poco, la actriz y mamá de Luna y Gabriel disfruta por el momento del poderoso boca en boca que está teniendo Little Birds, la “comedia sexual” de Starzplay que encabeza junto a Juno Temple y Yuman Marwan y que se basa en los cuentos eróticos que escribió, allá por los años ‘30, la genial Anaïs Nin. -¿Habías leído algunos de esos relatos, como Incesto o

Fuego?

-Sí, a Anaïs la leí mucho de muy joven, no debía de tener ni 20 años, y recuerdo que me gustó muchísimo. Lo que ella hizo con esos cuentos fue casi un trabajo de espeleolog­ía de la sexualidad femenina, que estaba suma

mente enterrada y condiciona­da por los hombres. Las mujeres en aquella época pasaban de los padres a los maridos, sin fase intermedia ni vida propia. Y sin la posibilida­d de conocerse a sí mismas. Anaïs fue realmente muy valiente al poner en primer plano cuestiones como el placer, el autoconoci­miento y las relaciones entre mujeres. Fue una pionera. -¿Te sentís vos misma una suerte de pionera en términos de lo que sucedió con la llamada “Movida Madrileña” (de la que fuiste protagonis­ta) y la liberación sexual en tu ciudad? -No lo pienso en esos términos, sería hasta pretencios­o creo. Lo que más te puedo decir es que éramos muy libres, teníamos una sensación y pulsión de libertad que era realmente muy potente. Yo disfruté muchísimo de esos años en los que, básicament­e, nos sacamos de encima muchas rémoras de la dictadura. Y muchos criterios impuestos desde afuera. Yo siempre me he dejado llevar por una máxima muy particular: los derechos son tuyos, no los pidas, ejércelos directamen­te. Y por otra más: nunca te definas, ¿para qué? (risas) Fuera de broma, ¿para qué me voy a definir? Ya sea sexual o políticame­nte. Sería limitarme. Y mentirme. Si apenas sé un poco lo que soy hoy y eso, seguro, mañana cambie… Si hay algo de lo que puedo vanagloria­rme es de haber tenido la libertad de vivir así. Si con eso influencié positivame­nte a alguien, bienvenido sea, pero tampoco me detengo a hacer mucho ese análisis, sería un exceso de atención a mi ombligo.

-¿Te interesa el movimiento Body Positive que existe hoy en la moda?

-Sí, me interesa. Y soy feliz de que por fin nos estemos liberando de tantas tiranías estéticas. Y también morales. Celebro que finalmente las marcas también se hayan dado cuenta de la diversidad de personas que habitan en este planeta, y que todas y cada una de ellas tiene derecho a ser representa­das con justicia. Hay tantas bellezas como ojos que miran.

-¿Cuánto de “cosmético” o superficia­l creés que hay en ese cambio?

-Creo que se ha dado porque la gente y los distintos movimiento­s sociales lo han hecho posible. Y después, bueno, las marcas reaccionar­on y se dieron cuenta de que en definitiva el mercado es más amplio de lo que tenían en mente y evoluciona­ron en ese sentido. Claro que hay un interés comercial en el medio, pero en general creo que tenderemos a humanizar todas nuestras experienci­as de vida. Yo creo que hay algo kármico en el fondo, de que si no hacemos la cosas bien los resultados, nunca serán buenos. Y eso de a poco lo vamos entiendo.

-Sos optimista con el futuro entonces… -¡Claro! Tenemos que ser optimistas, siempre hay que ver el vaso medio lleno, aunque sea para el bien de nuestras propias células. Estoy convencida de que la sociedad puede cambiar, y mucho, si todos trabajamos un poco más en nuestro interior en lugar de detenernos tanto en el vecino de al lado o incluso en el político de arriba. Yo no pierdo tiempo en criticar prácticame­nte nada, prefiero usar ese rato para hacer un trabajo positivo de introspecc­ión. -¿La pandemia te exacerbó esa postura?

-Sí, y ahí es clarísimo. Nos podemos quedar con todo el horror de la pandemia, que lo tuvo y a gran escala, o con los héroes de la sociedad, con esos médicos, enfermeros y cajeros que hicieron que todos podamos seguir viviendo y trabajando desde nuestras casas. La crítica y la queja en general te hacen vibrar muy bajo. Es mejor pensar en el amor, en la dulzura, la amabilidad… Estamos en un salto de paradigma, es un momento increíble para evoluciona­r y pensar realmente qué mundo queremos dejarle a nuestros hijos. Si queremos cambiar algo del actual, primero hay que empezar por casa. O más chico aun, por el armario. Y lo bueno es que yo siempre lo tengo desordenad­o…

“Siempre me he llevado por una

máxima muy particular: los derechos son tuyos, no los pidas, ejércelos directamen­te. Y por

otra más: nunca te definas, ¿para qué

LIMITARTE?”

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ROSSY VOLVERÁ A ESPAÑA A RODAR LA NUEVA OPUS DE PEDRO, MADRES PARALELAS.
ACTUALMENT­E EN AUSTRALIA, DONDE FILMA EL MUSICAL CARMEN, ROSSY VOLVERÁ A ESPAÑA A RODAR LA NUEVA OPUS DE PEDRO, MADRES PARALELAS.

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