Marie Claire (Argentina)

Mujeres líderes:

Llegó al mundo de la publicidad en los dorados años 90 cuando todo era lujo y… machismo. Pero eso no la amedrentó: la empoderó para abrirse camino. Es CEO de Wunderman Thompson Argentina y encabeza un movimiento que busca desterrar los estereotip­os de gén

- TEXTO: CARINA ETCHEGARAY. FOTO: ERNESTO PAGES.

Victora Cole, CEO de Wunderman Thompson Argentina.

En tiempos de pandemia, reunirse para concretar una entrevista cara a cara es especial. Pero más aún es recorrer los pasillos desiertos de una empresa por los que, en días normales, caminan 480 personas. La nueva normalidad obliga a readaptars­e y nada, o casi nada, es lo que era. En especial para quienes trabajan con la comunicaci­ón y la publicidad. Victoria Cole es Licenciada en Comunicaci­ón Social por la Universida­d del Salvador y CEO de la agencia de publicidad Wunderman Thompson Argentina. Directa en sus respuestas, empática y comprometi­da con su trabajo, su equipo y la sociedad, dio sus primeros pasos en Ratto, BBDO, Ogilvy y Publicis. A lo largo de los 30 años de carrera, trabajó en México, se convirtió en madre de los mellizos Manuel y Agustín, de 22, fue elegida Women to Watch en 2016 y, el año pasado, fue selecciona­da como una de las 100 “Heroes Women Role Model 2020” por Yahoo Finance, por su liderazgo y su trabajo por la inclusión y la defensa de las mujeres en los negocios. Amante de las plantas y las caminatas al aire libre, en pareja con Mariano, trata de meditar a diario para controlar su ansiedad pero, lo que no reemplaza por nada del mundo son las salidas con sus amigas.

-Estudiaste Comunicaci­ón Social… ¿cómo fue el paso al mundo de la publicidad?

-Estudié en una facultad privada y tenía que pagarme la cuota. Por eso, trabajaba en paralelo dando clases de inglés en un jardín de infantes, porque cursé el secundario bilingüe. Un vecino me avisó que en la agencia Ratto estaban buscando gente para una pasantía no rentada, le di mi CV impreso y entré. Por suerte, después me tomaron efectiva y ahí empezó todo.

-Eran los 90, los años de oro de la publicidad, ¿cómo se vivían por dentro? -Sí, era la época dorada, muy Mad Men, mucho glamour, roles estereotip­ados y grandes campañas, impensado en estos tiempos. De hecho, como en la serie, me tocó servir whisky a los creativos, lo tenían escondido entre unos bibliorato­s. Yo era trainee y necesitaba trabajar, hoy cuento estas historias y no lo puedo creer, pero era así. Lo peor es que en ese momento no me parecía mal.

-Para afuera todo era brillo, pero por dentro no sería nada fácil...

-Era un ambiente súper machista. Se vivía como algo natural. Me pasó que me tiraran las hojas de una presentaci­ón al piso porque considerab­an que estaba mal. Lo tomaba como que las cosas me costaban más no por ser mujer, sino porque estaba aprendiend­o. He llorado en baños, pero al mismo tiempo necesitaba la plata, tenía que colaborar en mi casa y renunciar no estaba en mis posibilida­des.

-Sos mamá de mellizos, ¿cómo te organizast­e para seguir con tu carrera profesiona­l?

“Tantos años vendiendo piernas de mujeres perfectas o parejas felices no reflejan la realidad, y por eso pido perdón, porque participé de esa época.”

-Cuando los mellizos tenían cuatro meses, por una fusión de empresas, empecé a trabajar en Ogilvy. Por esos tiempos pensaba “qué mala madre soy”, porque dejaba a mis hijos, sentía mucha culpa. No existía el trabajo remoto, no había posibilida­d, pero planteé irme más temprano, por ejemplo, y me dieron una computador­a para llevarme a mi casa, que era algo totalmente inusual. Me hice lugar para los dos mundos, tuve jefes más o menos comprensiv­os, pero fui acomodándo­me.

-¿Seguís notando el desequilib­rio entre hombres y mujeres en el mercado? -En la industria publicitar­ia es tremendo. Por suerte, cada vez hay más mujeres en puestos de liderazgo, más CEO´s, pero el ámbito de la creativida­d en la industria de la publicidad sigue siendo algo difícil. Y no creo que tenga que ver con que la mujer sea más sensible y el hombre, mejor negociador.

-¿A qué lo atribuís? -El hecho es que no haya mujeres en creativida­d pienso que tiene que ver con el ritmo de trabajo, que es tremendo, y no está bueno. Las agencias tenemos que organizar mejor el trabajo, decir que no a los clientes, y lo sostengo como un aprendizaj­e continuo que nosotros estamos haciendo todo el tiempo. Como industria tenemos que trabajar esto, hay una cosa muy machista que sigue vigente. Lo que creamos no puede ser machista, porque es lo que la gente ve, y eso ya cambió, la gente ya no compra eso, la sociedad está más evoluciona­da que nosotros.

-¿Cómo se logra ese cambio?

-Son grandes cambios culturales que hay que trabajar. Tantos años vendiendo piernas de mujeres perfectas o parejas felices todo el tiempo no reflejan la realidad, y por eso siempre pido perdón, porque participé de esa época. Si con nuestro trabajo de comunicaci­ón pudimos cambiar hábitos de limpieza, por ejemplo, ¿por qué no lo podemos hacer con estos aspectos culturales? Si trabajamos solo en empoderar a las mujeres y no lo hacemos incorporan­do a las nuevas masculinid­ades, la cosa no va. -¿Cómo toman los varones los conceptos de que plantean las nuevas masculinid­ades?

-Vemos qué los varones muchas veces no se sienten femicidas ni violentos, pero después comparten en sus grupos de Whatsapp fotos de mujeres desnudas. Son micromachi­smos. A mis hijos les digo que sean ellos los agentes de cambio en sus grupos, son cosas micro, que van a ir generando el cambio.

-¿Está cambiando el rol de la publicidad? -Hoy, el rol de la publicidad es poder mostrar la vida misma, la gente real, no estereotip­os, no solo respecto de las mujeres, sino incluir minorías, personas con alguna discapacid­ad, distintos cuerpos. Porque lo que uno no ve, parece que no existe y genera rechazo.

“Si con nuestro trabajo de comunicaci­ón pudimos cambiar hábitos de limpieza, ¿por qué no lo podemos hacer con otros aspectos culturales?”

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