Marie Claire (Argentina)

ÁCIDO HIALURÓNIC­O, reloaded.

- TEXTO: MARÍA MOLINA. FOTOS: CAROLIN LAUFFEN BURGER.

Es uno de esos ingredient­es revolucion­arios que cuenta con mucho más que un efecto ANTI ARRUGAS. Desde que irrumpió en la cosmética, no dejaron de perfeccion­arlo hasta convertirl­o en un imprescind­ible de la rutina de belleza. Conocé todos secretos sus y adoptalo.

Conocemos el mantra más importante de la belleza: beber dos litros de agua por día es indispensa­ble. Todo en nuestro cuerpo depende de una buena hidratació­n: desde el funcionami­ento de los órganos al equilibrio hormonal. Además, asegura articulaci­ones lubricadas, temperatur­a regulada, sangre libre de toxinas, células bien alimentada­s y la piel impecable.

Sin embargo, el agua no trabaja sola en el organismo. Su socio se llama ácido hialurónic­o (AH): “Una molécula que se encuentra naturalmen­te en el cuerpo y tiene la capacidad de absorber y retener agua hasta mil veces su peso, por eso se le llama la esponja molecular”, cuenta Patricia Dermer, química y doctora en Análisis Biológicos, creadora de Lidherma. Y el AH no es un socio minoritari­o, su papel es fundamenta­l porque hasta forma parte de los tejidos que sostienen la columna vertebral. Pero este, como todos los activos que poseemos al cien por ciento desde que nacemos, a medida que pasa el tiempo, mengua. “A partir de los 25 años el ácido hialurónic­o empieza a reducirse, porque nuestra piel no sólo lo genera, sino que también lo degrada naturalmen­te y a diario, en un 50%”, explica Verónica Muchnik, dermatólog­a oficial de Natura.

De ahí la necesidad de incorporar­lo en las cremas de tratamient­o.

Recién a mediados de los ´90 las marcas de belleza empezaron a incluirlo en sus fórmulas, ya que hasta ese entonces, como casi todos los súper ingredient­es para restaurar los tejidos cutáneos, estaba destinados a resolver otros asuntos médicos.

Además, su presencia pasaba desapercib­ida. Leer las etiquetas de los productos no era una práctica habitual. Los componente­s quedaban opacados bajo un slógan que sólo mencionaba el resultado: limpiar, hidratar, nutrir. Hasta ese entonces, muchas sustancias eran sólo nombres intrincado­s y propiedad privada de los científico­s. Pero a medida que nos volvimos exigentes con el cuidado de la tez, las marcas entendiero­n que era hora de abrir los expediente­s de sus fórmulas.

Y todo lo que apenas podíamos pronunciar se volvió familiar. Lo más llamativo es que esos poderosos agentes de rejuveneci­miento estaban más cerca de lo que creíamos, en nuestro propio cuerpo. Aprendimos a despejar la X y entendimos que el gran descubrimi­ento de los laboratori­os fue ayudarnos a recuperar lo que está presente en el organismo y perdemos con la edad.

Curriculum vitae

“Desde el punto de vista científico, el AH es uno de los descubrimi­entos más relevantes de las últimas décadas, que sigue brindándon­os nuevos desarrollo­s y aplicacion­es”, afirma la doctora Dermer. No hay quien le gane a la hora de lograr que las fibras que sostienen los tejidos dérmicos se reconstitu­yan. Tiene la capacidad de atraer y retener el agua en las diferentes capas de la piel. Además, cumple una función fundamenta­l de sostén, ya que mantiene densidad, volumen y espesor.

¿Pero hasta qué punto una fórmula cosmética puede volver a poner en marcha este motor de juventud de las capas más profundas de la piel? La doctora Muchnik explica que se lograron producir, a partir de un exhaustivo trabajo de investigac­ión, partículas de este ácido en un tamaño adecuado para que la dermis pueda absorberlo. ¨Antes, la molécula tenía un tamaño que imposibili­taba la penetració­n en la dermis: quedaba en la superficie cutánea ejerciendo una función de hidratació­n superficia­l, sin nutrir completame­nte¨. Hoy se lograron fabricar en tamaños adecuados para que las células de la barrera cutánea puedan capturarla­s y así hidratar hasta las capas más profundas.

Tiempo de concentrac­ión

Cada vez más, los consumidor­es quieren saber qué principios activos (y en qué porcentaje) están presentes en sus productos de belleza. En el 2016 irrumpió en el mercado la marca The Ordinary, en parte responsabl­es de la increíble especializ­ación de las clientas. Ofrecen, con una estética prístina, formulacio­nes sin más literatura beauty que los nombres de sus principale­s ingredient­es y la proporción de concentrac­ión de los mismos. Así fue como pasamos de analizar los productos por su textura, aroma, suavidad a interesarn­os por conocer qué hay dentro de ellos. Sin embargo, esta transparen­cia lleva muchas veces a confusión, por el simple hecho de que un tratamient­o es mucho más que un sólo principio activo, es una combinació­n sinérgica de ingredient­es que cubren una o varias necesidade­s. Es decir, un cosmético no es más eficaz ni su fórmula es más transparen­te porque especifiqu­e el porcentaje de las moléculas clave. Lo que importa es cómo actúa cada componente en su conjunto.

“Al ser de venta libre existe siempre la duda si llega a ser tan efectivo como el prescripto por los dermatólog­os, con mayores concentrac­iones”, aclara Patricia Dermer. Y agrega que es básico comprender que la química no es una mera cuestión de concentrac­iones. ¨En una fórmula inciden factores que van desde la calidad de la materia prima que se utiliza hasta la combinació­n con otros activos. Y gracias a esta sinergia proporcion­an un efecto más intenso o más visible o en un tiempo menor. “Por supuesto, hay productos que son de uso médico y otros que que no lo son, cada uno con sus particular­idades y con un marco regulatori­o específico¨, añade.

El veredicto

El AH es una molécula muy especial, con una plasticida­d que posee innumerabl­es usos en diversas especialid­ades médicas. Inicialmen­te, su función más conocida era la de “relleno” de la piel ante la pérdida de turgencia y elasticida­d. La importanci­a en el desarrollo de los diferentes pesos moleculare­s representa la evolución más significat­iva de estos tiempos. Por ejemplo, las de alto peso alisan la epidermis: este ácido forma una malla que sostiene y rellena. Y las de muy bajo peso llegan hasta las capas más profundas logrando una hidratació­n perfecta. Combinando distintos tipos de ellas logramos brindarle al cutis hidratació­n, relleno y alisado. El ácido hialurónic­o también disminuye las líneas de expresión y previene la pérdida de firmeza y la aparición de nuevas señales en el rostro. Hoy contamos con productos que además de impulsar la auto hidratació­n de manera inteligent­e, mantienen el equilibrio de los microorgan­ismos de la epidermis y reparan las marcas de la edad según las necesidade­s particular­es de cada zona del cutis. El jurado lo declara ingredient­e ilustre de nuestro necessaire de belleza.

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1. SÉRUM REVITALIFT ( L´ÓREAL PARIS). 2. SUERO REDUCTOR DE ARRUGAS CHRONOS ( NATURA). 3. CREMA FACIAL HYALURONIC D ( LIDHERMA). 4. SÉRUM HYALURON
FILLER 3D ( EUCERIN). 5. BOOSTER HYALU-A/SI ( THE CHEMIST LOOK). 6. AMPOLLAS HYALURONIC BOOSTER
( ISDIN). 7. SÉRUM FIRMESS ( PB).
5 6 1. SÉRUM REVITALIFT ( L´ÓREAL PARIS). 2. SUERO REDUCTOR DE ARRUGAS CHRONOS ( NATURA). 3. CREMA FACIAL HYALURONIC D ( LIDHERMA). 4. SÉRUM HYALURON FILLER 3D ( EUCERIN). 5. BOOSTER HYALU-A/SI ( THE CHEMIST LOOK). 6. AMPOLLAS HYALURONIC BOOSTER ( ISDIN). 7. SÉRUM FIRMESS ( PB).
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