Vestidos que pasaron a la historia
“Cuando te miras en el espejo y te ves divina, lo que estás admirando es la energía que estás proyectando. Con solo imaginar la primera impresión que vas a provocar, te sentís bien vestida”, explica Nightingale Esto tiene que ver con el porqué algunos vestidos quedaron grabados en la memoria de todas. Mucho más que el diseño, se recuerda de ellos la vibra- ción de sus colores. ¿Quién se olvidó del vestido de Julia Roberts cuando se convierte en la Mujer bonita, de ese tremendo con el que Halle Berry recibió un Oscar, del ícono blanco de Marilyn Monroe o del de Audrey Hepburn en Mi bella dama? Kate Nightingale explica por qué esos vestidos quedaron en el recuerdo. ¿Qué problemaspr tienen en sus vidas? ¿Qué esconden? ¿Qué es lo que realmente quieren?". Sobre esas bases construye su asesoramiento, que según lo deseen los clientes se puede prolongar meses. Y tan pronto como detecta que hay problemas serios, como trastornos alimenticios, recomienda tratamiento terapéutico.
Naturalmente, en su conjunto, todo esto no resulta nada barato. Un completo makeover de un día, que incluya asesoramiento sobre peluquería y maquillaje, cuesta unas 700 libras (863 euros o 1.126 dólares). No obstante, no todo el mundo necesita asesoramiento integral, a algunos les basta con un empujoncito. Por ejemplo, una clienta cuenta que tras la sesión miraba su armario con otros ojos. "Ahora me visto mejor con ropa que ya tenía". Otros, como Harriet Walker, del diario The Independent, sabían bien cómo eran -en su caso, una persona relajada y divertida-, pero descubrieron que no eran eso lo que mostraban. "De alguna forma, envío la señal equivocada vistiéndome sólo de negro".