Café solidario
En pocos meses, la propuesta de Café Pendiente inundó las redes y contagió a muchos locales y consumidores que se sumaron para dejar pago una taza destinada a los más necesitados
Es uno de los tantos proyectos sin fines de lucro que gente común pone en marcha buscando mejorar en algo la calidad de vida de los que menos tienen o más desamparados están. Con la idea de ayudar a personas en situación de calle y convertir a la sociedad en más solidaria, amigable y menos desconfiada es que Sol Verdier, junto a Ann Marié Chantal, Mariana Szostak y Vanesa De Milo, pusieron en funcionamiento Café Pendiente Argentina.
A principio de año, Sol, madre y diseñadora gráfica, se cruzó con esta movida en las redes sociales e inmediatamente pensó en replicarlo en nuestro país. “Escribí un proyecto, armé una web con toda la información y abrí una fan page en Facebook para difundir la idea. A los pocos días convencí a unas amigas dueñas de pastelerías para que se sumaran. De a poco, fueron apareciendo los ‘me gusta’”, cuenta Sol. La idea principal era poder incluir a las personas en situación de calle, evitar la discriminación y lograr que se sientan iguales a los que toman un café en un bar. “El proyecto comenzó este año, con el café que tenía en la vereda de enfrente de casa y se hizo visible en redes sociales, a mediados de marzo. Hoy, ya somos una comunidad de más de 22 mil “Me Gusta” y ¡vamos por más!. Y lo más importante de todo, también a la fecha, llegamos a más de 100 bares en todo el país, de los cuales 17 están en la Ciudad de Buenos Aires y los vamos adhiriendo en nuestra página web en la solapa “Dónde Funciona” con el Google Maps, lo que nos llena de motivación ahora que comienza el frío. Seguiremos trabajando por un invierno solidario”, dice Ann Marié Chantal, del equipo de Prensa y Difusión del proyecto.
La propuesta es sencilla y ya está teniendo sus réplicas en otro países de Lati- namérica, como Perú, México, Colombia, Uruguay, entre otros. Se trata simplemente de que cada persona que toma un café en un bar deje otro pagado anticipadamente para que lo beba alguien que no cuente con los recursos para pagar una taza de café caliente. La idea surgió en Nápoles, Italia, con el nombre de Caffe Sospenso, y gracias a las redes sociales ya se extendió a varios países con muy buena respuesta de la gente.
Para iniciar con la cadena solidaria, este grupo de jóvenes comienza invitando a bares y cafés para que se sumen al proyecto. Cada establecimiento tiene un logo identificatorio de "Café Pendiente" en material autoadhesivo y un pequeño afiche de 21 x 29,7 cm con la información necesaria. Pueden participar de esta cruzada solidaria todo local gastronómico (restaurante, bar, confitería, etc.) que sirva café y cualquier persona que pueda y quiera abonar un Café Pendiente.
Para saber dónde están los café pendientes, se publica y actualiza en Facebook (www.facebook.com/CafePendiente) y en la Web (www.uncafependiente.com. ar) una lista de lugares adheridos. Esta lista también se entregará en comedores, iglesias y hospitales para que se enteren quienes serán, en definitiva, los beneficiarios.
Para sumarse a Café Pendiente como bar, restaurante o confitería, hay que contactarse a través de la página para coordinar la entrega de materiales de identificación. También es posible descargarlos e imprimirlos directamente desde la página para comenzar sin ningún tipo de espera. Cada espacio gastronómico es libre de poner sus reglas o limitaciones,