La armonía en imágenes y colores
Se puede decir que existe un alma secreta en todas las cosas: es la sensación que nos provocan ciertos objetos. Una pauta fundamental para comenzar a pensar en Feng Shui es no quedarnos sólo con lo que nuestros ojos pueden ver, sino conectarnos con lo que sentimos. Todo puede asumir significado simbólico, tanto las cosas naturales como los objetos hechos por el hombre. El Feng Shui conoce los diferentes significados de los símbolos, nos enseña a ordenarlos de manera positiva y armoniosa para permitir el maravilloso fluir de las energías que de eellos emana.
Cada vez que eestamos frente a un cuadro, una oobra de arte, una fotografía, tenemos sensaciones que nos llevan más allá de la visión concreta de lo que miramos. Al observar una obra pictórica que contiene árboles, flores, un hermoso cielo, de alguna manera estamos recreando la primavera y con ello,ll una cantidadtid d ded emocionesi relativasl ti a esta estación. Entrenarnos en este aspecto y atender nuestras sensaciones es una herramienta interesante a la hora de poner en práctica lo que este arte nos enseña. Una obra de arte, cuadro o mural puede mejorar o empobrecer la belleza de un espacio en modo muy especial. Una buena pintura atrae luz hacia la casa, da profundidad, llena de optimismo y fuerza una habitación, atrae los mejores pensamientos e inspiración al espacio.
Una obra imponente, de un pintor célebre cuyo motivo sea una guerra sangrienta, un personaje triste o sombrío, un lugar oscuro y sin vida, inundará el espacio con ese sentimiento. En la mayoría de estudios que se realizan, las pinturas que se eligen hablan de motivos psicológicos que las personas tienen, así como de colores y representaciones de sus estados internos.
El simbolismo puede encontrarse por zonas: un dormito- rio matrimonial con la mayoría de cuadros femeninos puede indicar que la mujer no se relaciona con su marido, se siente sola o también tiene demasiado protagonismo. Un cuadro en el que aparecen tres personas en el área del amor del dormitorio matrimonial puede potenciar o indicar alguna infidelidad, si se repite esta simbología en otros objetos, debería observarse bien la situación. La corrección será quitar los cuadros de ese tipo y poner un símbolo con motivos de pareja.
Algo importante en cualquier pintura, además del simbolismo, es la calidad de los colores y trazos. No se recomienda abundancia de tonos oscuros ni trazos desordenados y caóticos. Pinturas abstractas que no tienen pies y cabeza, producen estados mentales y emocionales confusos. Se deben observar bien los colores y lo que representan y sacarlos si son benéficos. Hay que buscar siempre luz y belleza en las pinturas, valores de sentimientos nobles, cuadros que inspiren alegría y vitalidad.
La cuestión de cómo colgarlos deja ya de ser tan personal aunque, por supuesto, será el propio gusto personal el que indique cuál es la mejor manera. En general, existen algunas reglas básicas, como colocarlos a la altura de la vista para poder observarlos en todo su esplendor tanto de pie como sentados, así como ser prudente y no abusar de la cantidad en un mismo espacio y hacerlo a las distancias que precisen, pues si no, podrían quitarse el protagonismo entre ellos y crear un lugar demasiado sobrecargado.
Aunque lo tradicional es colocar los cuadros horizontal o verticalmente en lugares como sobre el sofá, la cama, los pasillos o algunos muebles de baja altura, hoy en día se permite ser más innovador.
Recibidor: ¿qué imagen será la que dé la bienvenida al hogar? Debe ser una que trasmita sentimientos cálidos y afectivos y que, de alguna u otra forma, represente a la familia.
Cocina y comedor: cuadros de frutas o vegetales en tonos terrosos son los ideales.
Dormitorio matrimonial: en lo posible, la elección debe ser de a dos e idealmente referidas al amor.
Dormitorios adolescentes: evitar imágenes negativas o violentas.
Dormitorios infantiles: colocar mandalas para la protección.