MASCOTAS.
En las buenas y en las malas
Para los amantes de los animales, no hay dudas de que “el mejor amigo del hombre” pueda sentir cuando un ser humano transita una circunstancia dolorosa. Una investigación realizada recientemente por el Departamento de Psicología de la Universidad de Goldsmiths en Londres, avaló esta idea.
“Los perros son capaces de distinguir entre un llanto y un tarareo, lo que indica que su respuesta no es motivada por la curiosidad. El llanto pareciera que afecta más a los perros, creando mayores emociones en ellos, provocando una respuesta significativa en relación con el habla o cualquier tarareo”, sostiene la Dra. Deborah Custance, una de las especialistas que formó parte de dicha investigación.
Para dicho estudio, se desarrolló un procedimiento innovador para examinar si los perros domésticos podrían identificar y responder a las emociones de los seres humanos. Así, participaron18 perros de diferentes edades y razas, con sus cuidadores y otras personas extrañas. Durante 20 segundos las personas debían simular que estaban llorando o hablando en una conversación normal. Sorprendentemente, las mascotas reaccionaban antes frente a los estímulos de llanto que cuando los escuchaba hablar, acercándose a quienes lloraban, intentando un contacto físico.
Se determinó que la mayoría de los perros respondieron a la persona que llora- ba de una manera sumisa, con intención de reconfortarla. Ninguno de los animales se acercó a una persona que estaba hablando.
Esto también determinó que los perros responden a una persona que está llorando, independientemente de su identidad. “No se encontraron preferencias. Los perros se acercaron a quienes estaban llorando, sin importar si se trata de su propietario o alguien desconocido. Estaban respondiendo a las emociones de la persona, no a sus propias necesidades, demostrando que se sienten afectados por el dolor de las personas y buscan aliviarlo”, sentencia la Dra. Custance.