La deuda de la doble jornada
Solo el 8 % de los alumnos primarios que asiste a escuelas estatales de todo el país lo hacen en colegios con jornada extendida o completa. Según el objetivo previsto por la Ley de Financiamiento Educativo de 2005, la cifra está lejos del 30% que se debería haber alcanzado en 2010 que preveía ampliar la cobertura priorizando a los estudiantes de sectores sociales o zonas geográficas más desfavorecidas.
El último informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano, dirigido por Alieto Guadagni, determinó que en la actualidad deberían gozar de los beneficios de la doble jornada más de 1.000.000 de niños (30% de la matrícula primaria estatal), pero “el caso es que los beneficiarios son alrededor de 195.000, es decir, apenas el 5,6%”, explicó Guadagni quien añadió que no hacen falta nuevas medidas, sino solo cumplir las leyes que ya existen,
lo que exigiría “multiplicar sin demoras más de cinco veces la cobertura vigente”.
La situación no es pareja en todo el país. Tierra del Fuego (62,9%) y la Ciudad de Buenos Aires (40,8%) superan ampliamente el promedio nacional del 8% de matrícula en primarias estatales de jornada extendida. Las provincias con menor cantidad de alumnos en esta modalidad son Corrientes (0,4%), Neuquén (2,2%) y San Luis (2,4 %); en el conurbano bonaerense el porcentaje es de apenas el 1,8%.
Las cifras también desafían los objetivos previstos en el Plan Nacional de Educación 2012-2016. Allí se establece una nueva meta: duplicar en 2016 la cantidad de escuelas con ampliación de jornada en primaria respecto de 2011. Guadagni advierte que, debido a los pocos avances entre 2005 y 2011, las nuevas metas son menos exigentes que las que preveía la Ley de Financiamiento: “Si se cumple el objetivo del Plan Nacional de Educación, hacia 2017 apenas tendríamos alrededor de la mitad de los alumnos incorporados al régimen de jornada escolar extendida que inicialmente exigía la ley en 2005”.
Para los docentes, el gran desafío es aprovechar la extensión horaria para sumar nuevas prácticas de enseñanza, como el taller y el laboratorio. En cada nivel educativo, la escolaridad extendida cumple un rol diferente: en nivel inicial posibilita mayor cantidad de tiempo para el juego y la enseñanza de idiomas; en primaria y secundaria, se incorporan asignaturas en otras lenguas y talleres que acercan a los alumnos a distintas áreas de interés o de compromiso comunitario. Así el alumno se siente reconocido o valorado en aspectos que tal vez con la jornada simple sean más difíciles de detectar.