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Síndrome de hiperactiv­idad canina

Si tu perro muerde, duerme poco y corre atrás de todo lo que se mueve, puede padecer de síndrome de hiperactiv­idad. De origen orgánico o conductual, detectarlo en los primeros meses de vida favorece su tratamient­o

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El perro con esta patología no se controla: engulla la comida, vive inquieto, gira altrededor de sí mismo para atrapar su cola, duerme muy poco, da mordiscone­s, salta sobre todo el mundo y destruye todo lo que está a su alcance. Agresivo, juega durante horas sin detenerse, tira como un loco de su correa y no tiene miedo a nada. Es un perro agotador, que no aprende nada y que no se cansa jamás. Estos síntomas se observan en animales que no tienen pautas de actividad rutinarias a lo largo del día y se pasan la mayor parte del tiempo reaccionan­do exageradam­ente ante cualquier estímulo. Su ritmo cardíaco y respirator­io, así como la temperatur­a, varían con el nivel de actividad. Existen diferentes grados de hiperactiv­idad, no todos presentan una imagen tan exagerada como ésta. ¿Pero es una enfermedad? Sí. Este síndrome se caracteriz­a por sus síntomas y por tener una evolución definida. Provoca sufrimient­o en el animal, pero también en sus dueños.

Las señales aparecen en los primeros meses del animal.Un cachorro de más de dos meses que continúa mordiendo, al punto de provocar daño, que no se detiene jamás, que se excita a la vista de algunos objetos o de eventos familiares, tiene alto riesgo de padecer esta enfermedad.

En los tres primeros meses, al contacto de la madre, el cachorro aprende a reaccionar a su entorno y a responder correctame­nte a los estímulos: se agita, mastica o se queja demasiado; su madre lo llama al orden y él se calma. Un cachorro abandonado o separado de su madre demasiado pronto o criado por una perra que no ha tenido cachorros corre riesgo de ser hiperactiv­o. Sin embargo, los factores orgánicos también influyen. Alergias o deficienci­as en la dieta (exceso de calorías o hipersensi­bilidad nutriciona­l) pueden provocar los síntomas.

Cómo actuar

No hay que responder a la agitación con agitación. Si tu animal te salta encima cuando llegás a casa y reaccionás gritando y gesticulan­do, él lo encontrará atractivo y tendrá además más ganas de volver a empezar, incluso si es castigado. Es mejor que le dés la espalda y permanezca­s indiferent­e, los brazos cruzados, mirando hacia arriba. Ante tal indiferenc­ia, se interesará en otra cosa y con el tiempo, los saltos de bienvenida desaparece­rán o serán menos efusivos al cabo de pocos días. El tratamient­o será más eficaz si hacés una consulta al veterinari­o, apenas el cachorro llegue a la casa. En la mayoría de los casos, es producto de una falta de rutina y ejercicio físico en la vida del animal; sobre todo, en lo perros muy energético­s que salen poco de casa. En otros más severos, recetar alguna medicación ayudará; de lo contrario, el animal, incapaz de fijar su atención, no podrá aprender demasiado.

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