Consultorios en Internet
La salud 2.0 está creciendo en Argentina a fuerza de ya estar impuesta en el mundo. Con ella, emerge el concepto de paciente empoderado, o sea, aquel que puede tomar las riendas de su enfermedad. La tecnología beneficia a los enfermos crónicos, los adulto
El nuevo concepto de e-salud está creciendo día a día y con él la definición de lo que es un e-paciente. Los doctores Luis Fernández-Luque y Vicente Traver, en su libro Ell e-paciente y las redes sociales, lo definen como “un paciente que aprovecha la tecnología de la información y las comunicaciones para gestionar suu salud”. De esta definición podemos deducir, entonces, que el paciente del futuro manejará con soltura las nuevas tecnologías digitales para informarse sobre sus problemas de salud y comandar él mismo su propia enfermedad. El paciente 2.0 está mucho más comprometido en la toma de decisiones, colaborando de una a forma más activa con el profesional l y aportando su propia experiencia a la comunidad para que, en muchos s casos, le sea útil a otras personas que viven situaciones para ellos conocidas. Se trata de un paciente que utiliza la web para:
Acceder a información y aplica- ciones: desde guías de cuidados de e enfermos hasta servicios de cita previas y aplicaciones de salud de los más variados usos.
Difundir conocimiento e infor- mación: los nuevos pacientes no solo o consumen información de salud sino que también generan contenidos, incluso cada vez hay más comunidades de pacientes que comparten sus s historias clínicas.
Socializar en comunidades virtuales: la web es un canal de comunicación y de colaboración entre usuarios que permite la creación n de redes sociales de pacientes, cui- dadores y profesionales sanitarios s donde intercambiar experiencias y conocimientos. La realidad local
En nuestro país, comienza a haber un grupo considerable de e-pacientes que está empezando a marcar ellos mismos el camino para profesionales médicos y de la industria sanitaria cuyas ramas más importantes y con más futuro son:
Telemedicina: mucho de lo que antes sólo se podía hacer en el consultorio con el paciente, ahora ya se puede hacer a distancia. En los últimos años, han crecido los servicios de telemedicina y son ya muchas las empresas y organizaciones que los ofrecen. Se espera que en breve esto sufra una gran revolución y que afecte, sobre todo, a los pacientes crónicos que pueden recibir un seguimiento y un tratamiento sin tener que desplazarse físicamente. Si bien los pacientes se desplazarán menos, el área de intervención del médico se ampliará. Dentro de este pilar se englobaría también cualquier tipo de formación a pacientes online.
Teleasistencia: mientras que los pacientes crónicos pueden encontrar un auxilio en la telemedicina, las personas mayores pueden mejorar su calidad de vida gracias a la teleasistencia. Se trata de un servicio dirigido a los que viven solos o tienen alguna discapacidad para los que esto les permite estar conectados con centros de salud, hospitales y profesionales desde su propia casa para consultas o urgencias. Además, también incluye una mejora de la comunicación para recordar citas, por ejemplo. Quizás es un pilar que ya existía antes de que se comenzaran a utilizar las TICs (Tecnologías de la Información) en salud solo a través del teléfono, pero gracias a ellas se puede ampliar esa asistencia y debe considerarse como e-salud.
Gestión informática: a través de Internet, cada vez se pueden encontrar más servicios relacionados con la gestión sanitaria que antes solo se podían realizar de forma física y que conllevaban una inversión de tiempo, tanto para el paciente como para el personal. También ha mejorado el acceso a la información del paciente y la accesibilidad de la organización sanitaria. Se engloba dentro de este ítem la elección o intercambio con especialistas siempre que haya habido una previa visita al médico de cabecera, que todavía hay que hacerla presencial.
Turnos online: junto con los servicios telemáticos han surgido, de forma exponencial, las citas médicas on-on- line. Lo que antes era un servicio que había que hacer por teléfono o en persona, ahora se puede hacer desde el móvil o desde una computadora conectada a Internet.
Consultas online: de entrada ideada como una de las patas de la telemedicina, su potencial está siendo tan grande, que si le sumamos el apoyo que supone a la consulta presencial para algunos médicos, es por sí solo un pilar de la e-salud, que muchos pacientes van a explotar en los próximos años. El hecho de poder acceder a una consulta que no sea de urgencia, sin necesidad de movilizarse y obteniendo del médico un diagnóstico y receta es la nueva posibilidad que da tecnología. Es cuestión de tiempo que los médicos comiencen a ver este servicio como una forma de mejorar la calidad de su atención.
Aplicaciones móviles: no se puede dejar de lado el mercado de aplicaciones móviles. Más allá de la lucha constante por un sello que dé la máxima seguridad a los que usen este tipo de apps, en el mercado español, por ejemplo, ya hay muchas formas de controlar la salud a través del móvil. Apps enfocadas a médicos como iDoctus, o a padres como iPediatric o a pacientes directos como Dermomap, son solo la punta del iceberg de lo que hay y de todo lo que viene.
Historial clínico online: la tecnología ha hecho posible otra cosa impensable hace unos años, la del acceso del paciente a su historial clínico. Pedir todo el historial en un hospital es complicado y, muchas veces, el paciente no sabe por dónde comenzar. Gracias a la tecnología, muchos de los archivos, informes de laboratorio, radiografías, etc., que antes estaban en una carpeta de papel en un armario, ahora pueden estar, de una forma segura, en la nube, y el paciente puede tener acceso a ellos. El dropbox sanitario puede no estar tan lejos.
Los más beneficiados
Para tomar un parámetro, en Estados Unidos, los gastos por enfermedades crónicas representan un 60% del costo total del costo sanitario, se prevé que en 2025 se gasten 15 billones de dólares en los servicios médicos proporcionados a estos pacientes. La Asociación de Veteranos Militares de Estados Unidos realizó un estudio monitoreando a 70 mil pacientes combinando dispositivos de tecnología móvil y acceso a los profesionales médicos mediante video y chat: el resultado fue que se utilizaron entre un 20% y un 50% menos los servicios médicos en consultorio. El impacto de los servicios online, en 2025, podría representar un ahorro de 2,1 billones de dólares en la asistencia de enfermedades crónicas.
Pero, ¿será realmente factible? ¿Permitirá el sistema adoptar tecnologías mediante las cuales el paciente adquiera tanto poder? Los sociólogos llaman empoderamiento a tomar el poder, permitir y exigir al paciente que abandone su postura “paciente” ante una enfermedad y se levante para participar activamente en el control. Las enfermedades vasculares –coronarias incluidas- el cáncer, la diabetes, la obesidad y la bronquitis crónica son las responsables del 80% de la carga del presupuesto sanitario. En todas ellas el paciente debe tener una buena capacidad de auto-manejo. Jamás se podrá prescindir de la ayuda de un médico, pero un paciente empoderado, con conocimiento sobre su enfermedad y sobre el tratamiento de la misma, tiene
más posibilidades de seguir integrado en la sociedad y en el trabajo que otro que mantiene una actitud pasiva e ignorante sobre el problema de salud que padece.
El concepto de paciente con poder circula ya en los ministerios de Sanidad del Viejo Continente. Sin embargo, todavía falta reflexionar sobre qué es poder, sobre todo porque no viene del dinero sino del conocimiento: no habrá pacientes empoderados si no están informados y formados.
Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, es uno de los médicos en el mundo que más sabe sobre empoderar a pacientes gracias a las nuevas herramientas 2.0. Lo hace habitualmente como presidente del comité de gestión de la Red de Escuelas de Salud para la Ciudadanía y es una de los impulsores de la Escuela de Pacientes de Andalucía, la cual ya tiene réplicas en otras comunidades españolas y en México. Para él, “dar poder siempre es difícil, sin embargo, el empoderar al paciente tiene que verse como un tema de sinergias, de doble ganancia: no que ganen los pacientes para que pierdan los profesionales. El que ganen los pacientes ayuda a que ganen los profesionales porque un paciente activo, experto, formado e informado es un paciente que tiene menos reingresos hospitalarios dentro de los 30 días desde el alta, el 28% contra el 12,8% sufre menos errores médicos, el 35,8% vs. El 19,2 sufre menos descoordinación entre profesionales sanitarios, el 41% tiene mejor comunicación con los profesionales sanitarios, el 59,8% menor pérdida de confianza en el sistema sanitario. Entre médico y paciente la relación es desigual: los pacientes necesitan una relación más horizontal, con mejor comunicación, con más em-
patía, ayuda, con mejor escucha, con más refuerzo. Las personas con enfermedades crónicas vivirán con ellas toda su vida y van adquiriendo la experiencia única de “mi enfermedad”. Ante ello, necesitan nuevas fórmulas de atención y de acceso. Quieren y pueden responsabilizarse de su control y para ello, necesitan formación e información desde el Sistema ya que se ve que es más eficaz si se percibe como un recurso más y si sus profesionales lo recomiendan. Estas personas formadas e informadas deben dar formación, información y apoyo, con la colaboración de los profesionales”.
Para March, un paciente 2.0 no es solo aquel que usa Internet sino que son personas mucho más involucradas en su salud. La mayoría de la población con acceso a la red de redes busca sobre temas de salud, sobre todo los más jóvenes y educados. Es un síntoma de un cambio más radical, de ciudadanos más capacitados-empoderados y compprometidos con su bienestar.
Los pacientes 2.0 están llamados a tomar decisiones sobre su salud en una estrecha colaboración con los profesionales sanitarios. Internet es sólo una herramienta más, una puerta de enlace para encontrar información y socializar. Los verdaderos pacientes 2.0 no se creen todo lo que ven en Internet, sino que adquieren un conjunto de habilidades para encontrar información de calidad, aprenden a separar el grano de la paja.
Las personas con enfermedades crónicas siempre buscan sobre un mismo tema. La población general busca temas por temporadas. Por ejemplo, en primavera suben las búsquedas de temas de alergias o, cuando se acerca el verano, sobre dietas.
Los estudios dicen que los usuarios de Internet que al menos una vez han utilizado la red son más propensos a ser hombres, de16 a 24 años; estudiantes; que viven en una zona densamente poblada, con buen estado de salud y sin enfermedades crónicas.
“Es verdad que algunos médicos recomiendan no entrar en Internet -dice March- y creo que van contra la corriente porque la gente entra y el problema es que no esté bien formada para hacer una buena elección de la información. Existe una opinión generalizada positiva hacia el uso de los nuevos canales de comunicación entre los profesionales sanitarios por parte de los ciudadanos. El 72,8% desearía que sus médicos recomendaran recursos de Internet para temas de salud y el 71,9% que el médico gestionara un blog o una web. Es verdad que quienes más lo dicen son gente joven pero los porcentajes son muy importantes. Por lo tanto, se trata de renovarse, no se pueden poner puertas al campo. Gestionen blogs, receten webs como manera de reforzar la adherencia terapéutica y facilitar el seguimiento porque los pacientes, con los mensajes en redes sociales, experimentan claras mejorías emocionales y de conducta, que revierten en una mejora de su estado de salud”.