Vacaciones sin estrés
Un fin en particular es el que perseguimos todos al final de un intenso año de preocupaciones y de trabajo: relajarnos. Sin embargo, cada vez es mayor el número de personas que sufren de estrés, aún en el receso vacacional. Para ellos, en vez de ser un momento para relajarse y olvidarse de preocupaciones, las vacaciones pasan a ser todo lo contrario, a causa de la dificultad que encuentran en desconectarse de su actividad laboral cotidiana.
Atender a ciertos consejos facilitará que nuestro anhelado descanso se acerque, lo más posible, a ser lo que realmente deseábamos.
Lográ colocarte límites a vos misma y a otros (no cedas frente a las demandas laborales que no respetan el tiempo vacacional).
Buscá actividades placenteras que generen satisfacción personal y puedan funcionar como "vehículo de descarga" tensional: actividades físicas, sociales o hasta mentales, como juegos de ingenio.
Mantené una alimentación balanceada, combinándola con el placer de ingerir alimentos diferentes y de sabor agradable, ya que tienden a disminuir los niveles de ansiedad.
Delegá en otros, desestimá la falsa creencia de que "nadie lo hará mejor ni más rápido que yo".
No pretendas generar cambios radicales en la personalidad, al estilo de "a partir de ahora, voy a dejar de ser una persona ansiosa y me transformaré en buda”.
Evitá los factores que te produzcan ansiedad y disfrutá de los momentos de ocio, haciendo aquella actividad que, por falta de tiempo durante el año, había quedado postergada. Es una manera de descargar la tensión que habitualmente depositamos en la actividad laboral.
Quitá de tu mente los pensamientos catastróficos.
Llevá un registro escrito de las tareas a realizar para que no ocupen lugar en nuestra mente.
Disfrutá tus vacaciones al máximo, dejá tus tareas laborales cubiertas con antelación y olvídate en la medida de lo posible de esa tensión laboral. Al regresar, te sentirás con mucha más claridad mental.
Un dato curioso: el Congreso de Neurociencias en 2008 llevó a cabo una investigación que recomienda "el chicle" para combatir el estrés. Los expertos observaron que mascarlo en momentos de tensión, disminuye el estrés cinco veces más.
Consideren que los individuos ansiosos, híper exigentes, cumplen de forma permanente con las obligaciones cotidianas con mayor sencillez que el resto y dejar de hacerlo les genera más ansiedad; es decir que al vacacionar o "parar" con la actividad, quedan sin el vehículo de descarga habitual. Al poner en práctica pequeños nuevos hábitos, en períodos de descanso, evitará que el estrés se transforme en amo y señor.