Pagar demasiado caro
Cbolígrafos. Recuerdo que me gustaba uno en particular: un bolígrafo Parker, color borravino. Yo tenia unos 8 años y mi papá me llevaba a la escuela todas las mañanas. Ese día estaba decidido a pedirle dinero y hacer la compra. Entonces, diseñé una conversación para tantear posibilidades. Como ya había averiguado que el precio de mi autoregalo era de $ 7, decidí comenzar sacando un tema tangencial al costo de la misma. Le pregunté: “Papi, $ 7 ¿es caro o barato?”. Entonces el me respondió: “Depende para qué. Si querés comprar un auto con $ 7 es barato. Pero si querés comprar un caramelo, $ 7 es muy caro”.Sus palabras me dejaron pensando sobre si $ 7 para mi bolígrafo era un costo que estaba dispuesto a pagar.
La conversación se impregnó en mi memoria. Hasta el díaa de hoy la recuerdo. Consideroo que éste es el primer contactoo que tengo sobre la idea de loo relativo y la diferencia entree valor y precio. Básicamente,e, mi papá dijo “cualquier cosaa es cara o barata dependiendoo del para qué, de lo que paraa vos tenga valor, del objetivoo que tengas”. fundos y con los objetivos que perseguimos, aquellas cosas que nos importan, las que son de valor para nosotros; valores sin precio, pero que de no ser coherentes con ellos terminamos pagando un costo muy alto.
El costo de decir que sí cuando no queremos, devalúa nuestra autoestima y nuestra salud. El costo de permanecer atados a relaciones laborales disfuncionales, devalúa nuestros talentos y aptitudes. El costo de ununa relación sentimental que ya no podemos sostener, devalúlúa nuestra felicidad y nuestra auauto-confianza.
Ser un líder es ser coherentetes con nuestros valores y aactuar en consecuencia con eellos. Este tipo de cuestiones eemerge habitualmente en las cconversaciones de coaching qque tengo con ejecutivos y gererentes. Muchas veces implica pprofundizar durante varias sessiones en sus valores, hurgar een sus raíces de significado, en sus emocioneemociones profundas antes de poder encontrar la dirección que desean seguir y las decisiones más convenientes a tomar para lograr lo que realmente desean.
Hoy, casi 30 años después, caigo en la cuenta que nunca me compré el bolígrafo Parker: quizás no tenia un valor que justificara el dinero que me pedían por él, yo creo que la conversación fue un 'martillazo' suficiente para centrar mi mirada en otro lugar y cambiarme de observador. Llevo en mi memoria muchas anécdotas similares que con el transcurso del tiempo iré contándoles porque implicaron aprendizajes profundos. Pero este fue particular, aprendí que podemos pagar un precio muy alto por cosas que quizás carezcan de verdadero valor.