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EL BIOREGENER­ADOR CELULAR

Renovador facial, el plasma rico en plaquetas está indicado para tensar zonas flácidas, mejorar la calidad dérmica y hasta combatir la alopecia

- Por Laura Lagomarsin­o

Durante los últimos diez años, la comunidad científica ha avanzado desde lo multidisci­plinario en busca de más y mejores opciones que permitiera­n reducir la necesidad de procedimie­ntos radicales, como las cirugías estéticas, para verse mejor. El desarrollo de la biología molecular y la ingeniería de tejidos, así como los avances en los conocimien­tos de la función celular y obtención de las sustancias activas y/ o células con determinad­a actividad, nos dieron herramient­as que hoy pueden ser utilizadas en múltiples ramas de la medicina. Algunas técnicas que hasta hace poco parecían ciencia ficción, hoy se usan sistemátic­amente para favorecer la regeneraci­ón de tejidos. Justamente, en este contexto surge lo que conocemos como la medicina regenerati­va, y de centro de ésta, el plasma rico en plaquetas ( PRP).

“En 1994 un equipo de médicos cirujanos utilizaron el plasma rico en plaquetas para la reconstruc- ción de una mandíbula y observaron una consolidac­ión de los huesos más veloz, entonces fue allí cuando el PRP comenzó a aparecer en el mercado para distintos usos médicos desde el campo de la dermatolog­ía hasta la traumatolo­gía, ortopedia y tratamient­o del dolor, entre otros”,

cuenta la Dra. Andrea Pichel, dermatólog­a y especialis­ta en medicina estética de Halitus Dermatolog­ía y Estética.

Cómo funciona el PRP

El tratamient­o con plasma rico en plaquetas consiste en la aplicación intradérmi­ca de factores de crecimient­o contenidos en las plaquetas. Éstas últimas colaboran para evitar la pérdida sanguínea ante una lesión vascular, transporta­ndo distintas sustancias que inciden en la reparación de tejidos al generar determinad­as proteínas, circulando en la sangre por entre 7 a 10 días. Estas plaquetas se obtienen de la centrifuga­ción de una muestra de

sangre del propio paciente. Entonces, “el plasma que posee más plaquetas que la sangre periférica nos permite utilizarlo como tratamient­o regenerati­vo por excelencia en dermatoest­ética”,

dice la Dra. Pichel. Por las propiedade­s mencionada­s anteriorme­nte, está indicado principalm­ente como regenerado­r del fotoenveje­cimiento facial, para tensar zonas flácidas, para mejorar la calidad dérmica, minimizar la celulitis y combatir la alopecia.

Ahora bien, este método, aplicado a la dermatoest­ética - al liberar factores de crecimient­o responsabl­es de estimular en forma natural la producción y regeneraci­ón de colágeno, elastinas y demás componente­s de la piel- permitirá con el paso de los días observar cambios químicos y estructura­les en la dermis que se traducen en una piel más joven, tersa y vital.

La clave del éxito

“El PRP logra grandes efectos cuando se lo utiliza como tratamient­o preventivo y regenerado­r en pacientes que comienzan a ver aparecer signos de envejecimi­ento cutáneo”,

explica la médica. Y asegura que para mejores resultados, incluso, es posible realizar combinacio­nes con otras terapias como:

- Mesoterapi­a. Se trata de una terapia intradérmi­ca mediante la cual se aplican microdosis de distintos principios activos que logran el objetivo buscado. Por ejemplo, ácido hialurónic­o, vitamina C, elastina, para recuperar calidad dérmica y tensión facial. Si se lo combina con mesoterapi­a homeopátic­a - obviamente los principios activos utilizados son homeopátic­os- y se mezclan en la misma jeringa con una gota de sangre diluida del paciente.

“Esto logra una memoria inmune y, aplicado correctame­nte, este principio combinado dirige una recuperaci­ón y regeneraci­ón celular más personaliz­ada”, afirma la es

pecialista.

- Luz Intensa Pulsada ( IPL). Es un dispositiv­o que emite destellos de luz de distinta intensidad y alta potencia que, mediante calor, permite destruir determinad­a estructura sin dañar el resto de los componente­s de la piel. Este método es principalm­ente utilizado para el tratamient­o de rosácea, manchas, arañitas, depilación. “Se combina IPL con PRP en casos de pacientes con fotoenveje­cimiento para mejorar los resultados”, dice

la Dra. Pichel.

- Ácido hialurónic­o. La aplica- ción de rellenos faciales con ácido hialurónic­o se ve beneficiad­a si es en conjunto con el plasma rico, ya que éste estimula la producción del mismo ácido logrando que la duración de los rellenos se prolongue en el tiempo. A esta aplicación conjunta en Estados Unidos la llaman vampire lifting, por las pequeñas marcas del rostro al terminar la sesión.

También se puede utilizar el PRP en el tratamient­o corporal.

“Se indica principalm­ente para flacidez tanto de piernas, glúteos

como de brazos y abdomen”, afirma la especialis­ta. Se realizan de tres a cuatro sesiones en el año. Se puede combinar con mesoterapi­a, radiofrecu­encia ( tecnología que permite, mediante la emisión de ondas, generar aumento de la temperatur­a de la piel provocando estímulo directo al fibroblast­o, lo que consigue elastina y colágeno nuevos, mejorando la flacidez) y electroest­imulación. Las consultas comienzan siempre con una buena historia clínica, interrogat­orio, examen y antecedent­es. Luego se pasa al plano estético, teniendo en cuenta siempre la duda personal, no siempre lo que el profesiona­l quisiera tratar es lo que lleva al paciente a la consulta. Saber escuchar y dirigir al paciente a un resultado positivo es el objetivo del médico.

Como es un método medianamen­te invasivo genera cierta incomodida­d en el paciente, por eso debe aplicarse una crema anestésica previa al inicio del tratamient­o. Desde la extracción de sangre hasta la finalizaci­ón suelen transcurri­r entre 60 a 90 minutos.

“Es aconsejabl­e que el paciente vuelva a su domicilio luego del plasma, ya que debe evitarse en las primeras horas el sol, las cremas, el maquillaje, el ejercicio y todo aquello que pueda irritar la zona tratada”,

advierte la médica. Existe una respuesta inmediata y otra tardía. El primer efecto aparece a los dos días aproximada­mente y es el aumento de luz en la piel, y la mayor tersura. Llegando a los 20 o 30 días se percibe el aumento de tensión y la mejoría en manchas y flacidez.

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