Siempre se PUEDE CAMBIAR
Esta pregunta nos la hacemos a menudo cuando nos sentimos en crisis y necesitamos pasar a otra etapa: “¿es ahora el momento o habría que esperar a otro más propicio?”, “¿no voy a precipitarme?”, “¿y si espero un poco a ver qué pasa?”.
A medida que conectamos con nuestro interior, podemos interpretar mejor las señales de nuestro corazón. Lo hacías en tu infancia, ¿recuerdas? Si te aburrías de jugar con algo o con alguien, ¿qué hacías? No te quedabas ahí diciendo: “esto no me gusta nada, pero, como es lo que toca, me voy a quedar como estoy, aunque me amargue la vida”.
En lugar de seguir ese mensaje derrotista, cambiabas naturalmente y buscabas algo más divertido. Eso era seguir al corazón. En cambio, si ahora estás con alguien con quien te aburres o en un lugar que no quieres, te quedas ahí porque es lo que se tiene que hacer, lo que toca. Puede que te excuses diciendo que “ya no somos niños” o que “esto ya no es un juego” y lo que en realidad estás haciendo, es ir en contra del cambio natural.
De pequeños nos enseñan a comportarnos según lo que los adultos entienden como buen comportamiento: cómo sentarnos, cómo comer, cómo leer, etc. Pero no nos enseñan a comprendernos, a amarnos, a liberarnos ni a seguir las señales de nuestro corazón porque ellos tampoco saben cómo hacerlo. Siempre nos dicen que hay que usar la cabeza, pensarlo todo dos veces, contar hasta diez antes de tomar una decisión, etc. ¡Cualquier cosa menos escuchar al corazón! Por eso podemos haber olvidado cómo escucharlo. Tomar consciencia de ello, nos da la oportunidad de recordarlo ahora.
Escuchar nuestros deseos más profundos, encontrar nuestra pasión, la propia vocación, es nuestro cometido vital. La vida nos invita a interpretar sus señales, a seguir al corazón, a nuestra intuición. Nos invita a conocernos. Hay preguntas que podemos hacernos para hallar nuestro camino entre la niebla: “¿a qué le tienes miedo?”, “¿qué no te atreves a hacer?”, “¿qué te molesta de esa persona?”, “¿a quién no aguantas?”, “¿qué es lo que te enfada?”. Esa clase de preguntas son un primer paso para despertar cuando estamos muy desconectados de nuestro poder personal. Las señales que nos manda la vida son nuestros maestros, nuestros guías en la ruta hacia nuestras metas. Cuando las seguimos, estas indicaciones empiezan a volverse más sutiles e interiores, hasta que podemos caminar al paso que marca nuestro corazón y vivir la vida que deseamos en todo momento. No importa si vives la vida con miedo o sin él, porque, si verdaderamente la Vives, el miedo desaparecerá.
Siempre es el momento para cambiar.