Pescado, la mejor opción
Se denominan pescados azules, a aquellos que posee un mayor porcentaje de grasa (superior al 6%) en relación a los pescados blancos (merluza, abadejo, lenguado, brótola, etc), y aporta grasas cardiosaludables, minerales y vitaminas. Se recomienda consumir al menos 2 a 3 veces por semana, sin embargo, en ocasiones, la dificultad para comprarlo o bien cocinarlo, dificultan lograr este objetivo, aunque es importante incorporarlo en todas las etapas de la vida.
Una de las principales riquezas del atún, caballa y sardinas son los ácidos grasos Omega-3, en sus formas EPA y DHA, por su efecto protector cardiovascular, ayuda a reducir los niveles de triglicéridos y optimiza los niveles de presión arterial. Se destaca su aporte de vitaminas liposolubles: A y D así como de minerales: yodo, calcio, fósforo, potasio, zinc, magnesio y hierro. Atún: es un alimento de gran valor nutritivo, económico, que se puede adquirir en enlatado e incorporarlo en nuestro menú con preparaciones frescas o como relleno de tartas, o bien combinado con pastas. Rico en proteínas de excelente calidad, aporta grasas cardiosaludables como las Omega 3. Sardinas: uno de los más conocidos pescados azules, es un alimento tan económico como recomendable y que debería estar más presente en la dieta habitual porque aporta abundantes proteínas (18% del producto) de gran calidad y sus grasas (8%, aunque varía según el momento de la captura del pescado) pueden presumir de un perfil muy saludable, con abundantes poliinsaturados Omega 3. Además, las sardinas son ricas en vitaminas liposolubles, como la vitamina D y minerales. Elegir sardinas frescas o conservadas en aceite, ambas muy convenientes y saludables.