Los riesgos de vivir SIN SOL
La función de la vitamina D en el cuerpo es esencial para mantener la fuerza muscular y ayudar al metabolismo óseo. Aunque está presente en ciertos alimentos, la fuente más confiable y eficaz para obtenerla es la exposición solar. Esta vitamina es en realidad una hormona esteroidea, debido a que los individuos que se exponen adecuadamente al sol no necesitan recibir suplementos extra.
La única fuente suficiente la aporta el sol, mediante la síntesis en la piel a partir de la acción de los rayos UVB, para luego activarse en el hígado y el riñón.
“Dejando una superficie del cuerpo sin protección solar durante 15 a 20 minutos, tres veces a la semana, se aporta lo suficiente para tener un adecuado nivel de vitamina D. Sin embargo, en los casos de prohibición de exposición solar, reponer vitamina D con suplementos es sencillo y bien tolerado” explica la Dra. María Belén Zanchetta, especialista en Endocrinología y Osteología del Instituto de Diagnóstico e Investigaciones Metabólicas (IDIM)
Actualmente se conoce que directa o indirectamente, la vitamina D controla más de 200 genes, incluyendo aquellos responsables de la proliferación celular, diferenciación, apoptosis, angiogénesis y modulación del sistema inmune.“Esta hormona es fundamental para el mantenimiento de la fuerza muscular y el metabolismo óseo, favoreciendo la absorción intestinal de calcio y la mineralización del hueso.Tener la cantidad adecuada de vitamina D permitirá al organismo cumplir con sus funciones en huesos y músculos” agrega la Dra. Patricia Slavinsky, médica endocrinóloga del IDIM.
La cantidad de vitamina D que posee el organismo puede variar, según el peso, las características genéticas, el color de piel, si se tiene o no alguna afección crónica e incluso según el lugar donde se vive. Los niveles deseables de vitamina D son superiores a 30ng/ml, y su deficiencia puede producir: raquitismo (en los niños) u osteomalacia (en adultos), una alteración en la mineralización ósea con deformidades esqueléticas; aumento del riesgo de osteoporosis y fracturas; aumento de debilidad muscular con mayor riesgo de caídas.