Desmitificando la infertilidad
Apesar de los avances científicos y la facilidad de acceso a la información, las mujeres aún se basan en el “dicen que…” para determinar si algo influye o no en su fertilidad. Es momento de cambiar el paradigma y comenzar a hablar con fundamentos y con el respaldo de un especialista.
Muchas mujeres piensan que luego de años de tomar pastillas anticonceptivas, su fertilidad se puede ver disminuida. No existe evidencia científica que afirme este hecho. Lo que generalmente sucede es que la toma de los anticonceptivos simula ciclos menstruales normales lo cual hace pensar que el organismo se encuentra bien.Al momento que la mujer deja los anticonceptivos, para comenzar su búsqueda de embarazo, puede suceder que aparezca una patología que no se hizo visible durante la toma.
Los tampones que se utilizan actualmente no afectan el aparato reproductor de la mujer ni tampoco causa infertilidad. Sí puede llegar a ocasionar el Síndrome de Shock Tóxico, causada por una toxina producida por algunos tipos de bacterias estafilococos.
Los avances de la tecnología aún no previenen el envejecimiento de los óvulos. Una vida sana puede ayudar a evitar la aceleración del proceso, pero no va a impedir que disminuya la calidad genética de los óvulos, especialmente luego de los 35 años.
La principal causa de infertilidad por la cual consultan las parejas es la edad avanzada de la mujer.Ante esta situación se presenta un panorama distinto al de una mujer menor de 35 años y con ello es otro el abanico de tratamientos disponibles.
Cuando hablamos de óvulos genéticamente normales, queremos decir óvulos que tienen un número de cromosomas normales.Todas las células tienen 46 cromosomas y eso está determinado por los óvulos que aportan 23 cromosomas y los espermatozoides que también aportan 23 cromosomas.A mayor edad, los óvulos pueden tener cromosomas demás o de menos.
La vitrificación de ovocitos es, junto con la congelación de la corteza ovárica, el tratamiento más empleado para la preservación de la fertilidad. El procedimiento es sencillo: se estimula el útero de las pacientes para obtener el mayor número de ovocitos posible, éstos se extraen y se introducen en nitrógeno líquido a una temperatura de -196ºC; un proceso que no dura más de dos semanas de media.
Este tratamiento puede llevarse a cabo tanto por motivos oncológicos, para tener la posibilidad de tener hijos tras superar un cáncer, como por motivos sociales, es decir, laborales, por ausencia de una pareja estable, etc.