Mimos que reconfortan
El baño del bebé representa mucho más que un mero acto de higiene. Consiste en un momento de contacto entre los padres y el niño que ayuda a fortalecer el vínculo.A través del mismo, el bebé descubre nuevas sensaciones, olores, texturas, y aprende otras maneras de jugar, estimulando en conjunto su desarrollo emocional, físico y social, y activando distintas vías neurosensoriales que generan confort y placer.
Además, ayuda a que el niño empiece a reconocer su propio cuerpo al hacerse consciente de las sensaciones del agua. Por otra parte, le proporciona la posibilidad de aprender y aumentar su curiosidad, al ver que algunos elementos se hunden, que otros flotan, que algunos cambian de consistencia o de color en contacto con el agua, o simplemente ante ruidos y sensaciones nuevas. El moverse en el agua también contribuye a fortalecer sus músculos y mejorar su postura. También, puede ayudar a conciliar el sueño, mediante la relajación muscular que provoca el agua caliente, lo que contribuye a que el bebé pueda dormir mejor.
Los papás o el adulto a cargo, lo acompañan en este ritual de aprendizaje, fortaleciendo el vínculo afectivo entre ambos.
Los diferentes estímulos sensoriales son siempre positivos para el crecimiento del niño, activan los sentidos y favorecen el desarrollo cerebral. En el agua se descubre todo un mundo nuevo.
La música, por su parte, es un elemento muy presente en nuestra cultura. Se han realizado numerosos estudios sobre los beneficios que tiene en los bebés y niños, sobre todo cuando se incluye en los rituales (durante la comida, el baño, antes de dormir, etc), porque ayuda a focalizar su atención, a potenciar su capacidad de memoria, a estimular su imaginación y, si se complementa con el canto, se favorece también la vocalización y la ampliación del vocabulario.
Por otra parte, el masaje produce múltiples beneficios, tanto para el niño como para quien los proporciona. En el bebé favorecen la relajación y mejoran la calidad del sueño, ayudan a la digestión y a aliviar los cólicos, favorecen el sistema circulatorio y respiratorio, reducen la congestión nasal y los dolores de la dentición, ayudan a desarrollar un buen tono muscular, mejoran la conciencia corporal y la textura de la piel y estimulan el sistema inmunológico, entre otros.