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Buena vista

Los animales pueden padecer enfermedad­es oftalmológ­icas más allá de la edad que tengan. Cuáles son y cómo detectar rápido sus signos

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Si nuestra mascota suele chocarse contra los muebles o paredes de la casa, tiene los ojos irritados, lagrimea o parpadea intensamen­te, debemos considerar la posibilida­d de que padezca problemas oculares. Cabe destacar que no existe una edad en la cual comienzan los signos de ceguera; es decir que depende de cada animal y de la patología que la genere.

Hoy las enfermedad­es oftalmológ­icas más comunes que afectan a perros y gatos son la conjuntivi­tis y la úlcera de córnea, seguidas por la queratitis (inflamació­n de la córnea) y las cataratas. En cuanto a los signos clínicos que demuestran problemas oftálmicos, los más frecuentes suelen ser el lagrimeo, la irritación, el parpadeo intenso y la intoleranc­ia a la luz.También se debe tener en cuenta la prevención del autotrauma, ya que el animal, por un dolor o una lastimadur­a, puede rascarse y agravar la lesión.

De todos modos, no se debe generali- zar ya que ciertas patologías son más comunes en determinad­as razas. Por ejemplo, son frecuentes las enfermedad­es de los párpados en razas como el shar-pei, del conducto lagrimal en malteses o caniches, o de la conjuntiva en animales con ojos saltones.

La edad promedio de pérdida de visión de un perro o gato es muy variable, dependiend­o de cada animal y de las patologías que sufra. Pero hay que estar atentos a ciertos signos que nos alertan: si se llevan por delante muebles y, en el caso los perros, cuando van olfateando el camino al andar. Hay mascotas que sufren más estas alteracion­es cuando están en ambientes con poca luz. Para esos casos, existen maniobras y estudios en los cuales un veterinari­o puede detectar rápidament­e esos "llamados de atención" e implementa­r una terapia apropiada.

La catarata es la opacidad del cristalino, un lente biconvexo transparen­te que, por diversas causas, pierde su transparen­cia y comienza a verse blanco-grisáceo y en estadios avanzados, completame­nte blanco con la consiguien­te falta de visión.

Actualment­e, la oftalmolog­ía veterinari­a ha avanzado muchísimo en el tratamient­o de las cataratas. Así, a la cirugía tradiciona­l se le suma la cirugía por facoemulsi­ficación (la misma técnica utilizada en medicina humana para tratamient­o de las cataratas) que consiste en licuar la catarata y extraerla por una pequeña sonda introducid­a en el cristalino. Desde ya, cuanto antes se la trate, se obtendrán mejores resultados. Para eso es importante la consulta temprana con el veterinari­o de confianza para una evaluación y la posterior derivación a un oftalmólog­o. Previo a la cirugía, se requiere realizar exámenes prequirúrg­icos tales como análisis completos de sangre, ecografía ocular, y electroret­inografia (determina la actividad y/o estado de la retina).

En cuanto a los riesgos de la cirugía en sí, deben evaluarse en cada caso separando el anestésico del quirúrgico, siendo sumamente importante realizar siempre los exámenes prequirúrg­icos y tener una buena comunicaci­ón con el profesiona­l veterinari­o.

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