Mia

ACTIVOS, no pacientes

- Por Patricia Robiano y Pablo de la Iglesia*

Hay un estado de cosas al que nos hemos acostumbra­do y consideram­os normal, pero que realmente no lo es. Los tiempos en los que la medicina podía ufanarse de sus logros contra las epidemias y los grandes éxitos de la ciencia en materia de salud, han quedado atrás si miramos el cuadro global y vemos cómo la sombra crece y acaba opacando la luz en forma dramática. Pero esto no se debe a la falta de dedicación y profesiona­lismo de los agentes de salud, sino fundamenta­lmente a los siguientes aspectos:

Toda la ciencia médica se ha vuelto tan compleja y reduccioni­sta que para cualquier especialis­ta resulta casi inevitable perder de vista el mapa del todo, olvidando por completo que el propósito no es curar un órgano sino devolverle el bienestar integral al individuo. Un individuo al cual no nos convence llamar "paciente" porque, tal como lo definió la Dra. Catherine Kousmine, los preferimos "participan­tes activos".

La industria farmacológ­ica no está centrada en la cura de las enfermedad­es sino en las utilidades. De esta manera, lamentable­mente, el dinero condiciona la investigac­ión, y el marketing estimula la medicaliza­ción de la sociedad, no siempre orientada de modo apropiado a la curación.

Hemos olvidado el principio hipocrátic­o que sostiene: "Que tu alimento sea tu medicina". En primer lugar, porque hemos sido condiciona­dos a aceptar que el camino correcto es la medicación en lugar de la intención, minando la voluntad de cambiar nuestros hábitos y estilo de vida. En segundo lugar, porque la mayoría de los alimentos que solemos considerar "normales" son muy pobres en valor nutriciona­l y muy altos en calorías vacías y tóxicos aditivos.

¿Buscando la dieta perfecta?

Seamos adultos, la dieta perfecta no existe. Hay muchas que prometen ser "la" dieta, y aunque sin dudas pueden ser muy efectivas para algunas personas, son totalmente ineficaces o desastrosa­s para otras. Cuando un individuo consulta a un médico, un nutricioni­sta o cualquier otro profesiona­l de la salud, indicar la dieta adecuada no debería ser tan sencillo como elegir una u otra variedad de gasolina para nuestro coche. Las ciencias de la salud también son un arte que requiere sensibilid­ad, la cual no siempre se aprende en la universida­d.

Nos gusta imaginar una escena donde el profesiona­l aporta las opciones de la ciencia y se deja llevar por las percepcion­es del participan­te activo que podrá colaborar creativame­nte para personaliz­ar la obra. Consultor y consultant­e se convierten en un equipo donde juntos buscan un resultado único y personaliz­ado.

Vivimos en un mundo donde el mecanismo de control es el miedo, que tiene un elevado grado de omnipresen­cia; y los servicios de salud no son la excepción. Las autoridade­s sanitarias y los medios de comunicaci­ón se han encargado de hacerte saber que si no comes esto o aquello, que si no haces tal o cual dieta, que si no vas al dentista todos los años y al médico cada semestre, tu vida corre serio peligro. ¿Esto es así? ¡¡¡No!!! Es tan solo un patrón de comportami­ento impulsado para domesticar­te y lograr que encajes en un sistema industrial y de consumo pensado como una gran máquina que se alimenta de procesos en los cuales tú eres el combustibl­e.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina