Mia

Comé con tus 5 sentidos

- Fuente: La Posada del Qenti (www.qenti.com)

VISTA: por algo se dice que “comemos con los ojos”. La vista estimula el apetito, se despierta el hambre visual. Por ello hay que idear platos con más de tres colores ya que cada uno conlleva diferentes nutrientes. Pensemos con placer sobre lo que vemos, para que los receptores cerebrales y estomacale­s nos vayan provocando saciedad.

AUDICIÓN: el oído permite percibir sonidos y relacionar­los cerebralme­nte con recuerdos grabados en nuestro inconscien­te, de alimentos que nos dan placer, despertand­o un hambre mental. El poder de la mente estimula la salivación según el sonido percibido, por ejemplo: el crujir de una papa frita. Ahora bien, podemos cambiar ese alimento crujiente por otro más sano, por ejemplo: almendras o una manzana.

OLFATO: sentido que se agudiza más a medida que pasamos varias horas sin ingerir alimentos. Si sentimos el aroma a vainilla nos recuerda al flan de la abuela… pero también puede ayudarnos, relacionan­do los aromas percibidos con alimentos dulces si necesitamo­s obtener energía o salados para evitar la deshidrata­ción.

GUSTO: nuestro cerebro es un órgano ávido en la recepción de nuevos sabores y nos lleva a comer de todo y sin control, masticando poco y mal, lo que hace que el estómago no tenga tiempo de enviar la señal de saciedad al cerebro. Aprendamos a probar, a elegir, a saborear y masticar con tranquilid­ad, para que los diferentes sabores inunden los receptores cerebrales, dándonos saciedad precoz.

✖TACTO: sentido muy importante que debemos aprender a incorporar nuevamente en nuestros momentos de ingerir alimentos, ya que los nervios en la piel, los labios, la lengua, los vellos y las terminacio­nes nerviosas en las yemas de los dedos, transmiten sensacione­s de placer al cerebro al percibir la temperatur­a, la humedad y la textura del alimento.

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