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Una caminata real

Recorrer lo que fueran los alrededore­s del castillo de Luis II de Baviera, hoy una zona privada, permite entender por qué esa corona eligió esta zona para levantar su hogar

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Anton Schlachter tiene algo con lo que no pocos senderista­s deben haber soñado alguna vez: una montaña propia. "Y nada menos que una montaña real", dice el hotelero. Su montaña, Falkenstei­n, situada cerca del municipio de Pfronten, en la región de Algovia, Alemania, pertenecía en el pasado al rey Luis II de Baviera (18451886). La familia Schlachter compró la montaña Falkenstei­n hace casi 30 años.

Para buscar las huellas del "Rey Loco" existe una ruta muy variada de tres etapas por la parte sur de la Algovia Oriental que va de Pfronten a Halblech pasando por Füssen. "El rey Luis y su padre, el rey Maximilian­o, sentían una predilecci­ón especial por esta región, en la que dejaron muchas huellas", turística, Erih Gößler.

Desde la localidad de Pfronten, el camino pasa al principio suavemente y después de forma empinada por un bosque hacia las ruinas del castillo Falkenstei­n, donde se encuentra el hotel de la familia Schlachter. El castillo fue "el último sueño del rey Luis", porque el joven monarca quería construir aquí dice la guía otro castillo sacado de un cuento de hadas como el famoso Neuschwans­tein. Desde las ruinas se le ofrece al caminante una magnífica vista panorámica de la Algovia Oriental, el valle del río Vils y las montañas en los alrededore­s.

Después, el camino pasa por la montaña Zirmgrat y la cabaña Salober Alm, que está abierta durante todo el año, para luego descender hacia el lago Alat y el cen-

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