Cómo programar CREENCIAS
Programar creencias es muy fácil. Todos lo hacemos a diario sin ser conscientes de ello. Hacerlo de modo que perduren y nos conduzcan directos al objetivo, con independencia de las circunstancias, requiere algo más de conocimientos y experiencia, no por la programación en sí, sino por el contenido que se desea programar.
Cualquiera, con independencia de su nivel cultural, conocimientos, experiencias u origen, puede programar creencias con facilidad y rapidez.
Si bien es cierto que cuanto más bajamos la frecuencia cerebral más acceso tenemos a nuestro subconsciente, también lo es que podemos programar creencias en cualquier nivel de frecuencias cerebrales, incluidos los niveles beta: precisamente en ellos acostumbramos a realizar la grabación espontánea de creencias, a partir de la adolescencia; con anterioridad a esas edades, el cerebro de los niños funciona en frecuencias inferiores (alfa y zeta), frecuencias en las que se produce la grabación.
Lo primero que debemos tener en mente cuando vamos a programar cualquier creencia es el efecto que esa programación tendrá sobre nuestro cuerpo, y en especial sobre nuestro cerebro.
La programación de una creencia comporta cambios físicos. Además de grabarse energéticamente la frecuencia de dicha creencia en nuestras células, se activan las conexiones neuronales necesarias para que esa creencia pueda generar un determinado patrón de comportamiento, tal como demostró el neurocientífico Jeffrey Fanning. Cada creencia requiere de una determinada activación neuronal en nuestro cerebro para poder ser ejecutada, y la simple grabación de una creencia genera dicha activación.
Las creencias limitantes se caracterizan por estar asociadas a activaciones cerebrales limitadas; cuando estas creen- cias entran en acción, alguno de los hemisferios cerebrales se halla parcial o totalmente desactivado.
Cuando programamos una o varias creencias, lo que estamos haciendo realmente es cambiar nuestra frecuencia vibratoria, al tiempo que ampliamos el número de conexiones neuronales en nuestro cerebro, integrando plenamente ambos hemisferios, situación imprescindible para desarrollar todo nuestro potencial.
Técnicas ampliamente difundidas como la programación neurolingüística, el método Silva, el Ho’oponopono o el Theta Healing, entre otras, permiten, con mayor o menor facilidad y rapidez, llevar a cabo la grabación de cualquier creencia, pero todas ellas carecen de un elemento clave: garantizar que ambos hemisferios cerebrales se hallen activados en el momento de la grabación.
No tener alguno de los hemisferios cerebrales activados para una determinada creencia comporta que no se generen las conexiones neuronales necesarias para que dicha creencia pueda ejecutarse en el futuro.
Un proceso de programación de creencias del método Integra es un proceso diseñado para transformar una determinada creencia, o grupo de creencias, a nivel subconsciente, para transformar la energía con la que vibran nuestras células, incorporando la frecuencia de vibración energética de la creencia o creencias que deseamos integrar.
El resultado es la integración energética de la creencia, y al mismo tiempo, la activación en el cerebro de las conexiones neuronales necesarias entre los dos hemisferios, que permitan a esa creencia entrar en acción de modo automático. En definitiva, consiste en reprogramar la mente para desarrollar el potencial que esa creencia nos ofrece.