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¿Cómo es un LÍDER?

- Por Bruno Moioli * Del libro “Lidera y vive”, Sirio (Facebook.com/editorials­irioargent­ina)

Liderar es el acto que define al líder y está relacionad­o con movilizar hacia un objetivo común e inspirar a los demás para que den lo mejor de sí mismos. Dentro de una organizaci­ón, el liderazgo excepciona­l siempre es capaz de encontrar a las personas adecuadas para llevar a cabo el objetivo y conseguir que se apasionen por su trabajo. En estas organizaci­ones, los auténticos líderes son los propios empleados, pues son quienes consiguen transmitir esta excelencia a los clientes. El equipo es la prioridad.

Si alimentas el entusiasmo en tu familia, ésta vivirá entusiasma­da. Si alimentas la pasión en tu trabajo, los empleados trabajarán apasionada­mente. Si tu personal o tus compañeros se sienten tratados de forma excepciona­l, es mucho más probable que también traten de forma excepciona­l a tu clientela.

Este liderazgo observable y cuantifica­ble se asienta sobre cuatro principios ineludible­s: ✔ Quien lidera ha de exigirse a sí mismo más de lo que los demás esperan de él. ✔ Quien lidera ha de exigir a sus colaborado­res más que al resto. ✔ Quien lidera ha de cultivar el interés y el afecto sincero por los demás. ✔ Quien lidera sabe desenvolve­rse y contagiar valentía frente al temor.

Esto no significa que tengamos que ser extroverti­dos, animosos o socialment­e muy activos. En nuestra cultura se valora en exceso la extroversi­ón frente a la introversi­ón, como si la persona introverti­da o contemplat­iva fuese menos capaz. No obstante, algunas de las personas más influyente­s de la historia de la humanidad, y que además ejercieron grandes liderazgos, se caracteriz­aron precisamen­te por ser introverti­das, incluso bastante tímidas. Todas ellas necesitaro­n de espacio para el recogimien­to y la reflexión con el fin de madurar sus ideas. Me refiero a Buda y sus retiros para meditar, a Confucio, a Jesucristo y su marcha al desierto, a Gandhi y su pericia en la escucha e incluso a ídolos deporti- vos, líderes en sus equipos, como el exfutbolis­ta Zinedine Zidane, quien comentó que la clave de su éxito radicaba en su timidez, o incluso el primer creador de Apple, Steve Bozniack, quien explicó cómo su timidez y las largas horas de trabajo en solitario en su garaje fueron los responsabl­es de lo que, hoy en día, consideram­os referentes de éxito e innovación.

De hecho, cada vez se reconoce más la influencia positiva de esos individuos con aparenteme­nte menor perfil de acción. Como pone de manifiesto Susan Cain, autora de Quiet Revolution: "Hay una correlació­n cero entre hablar mucho y tener las mejores ideas". Esta autora apuesta por la necesidad de darle al liderazgo la posibilida­d de mostrarse también desde esas caracterís­ticas propias de la introversi­ón. De modo que, si te consideras una persona introverti­da, ya puedes empezar a desterrar la idea de que liderar no está a tu alcance.

Desde esta perspectiv­a, la función más importante en el liderazgo es emocional, y esto es así tanto en la sala de juntas donde se toman las decisiones estratégic­as de la organizaci­ón como en las negociacio­nes del comercial con su cliente. El liderazgo resonante moviliza la energía emocional del equipo en la dirección adecuada y hace resonar su efecto en sus integrante­s. Pero no solo lo vemos en las organizaci­ones empresaria­les; también se hace notar en familias o grupos de amigos donde algunos con su manera de hacer y decir las cosas son capaces de contagiar entusiasmo. Frente a esta forma de liderazgo, está el liderazgo disonante, ejercido por aquellos que bloquean o desmotivan a sus equipos. Pero nosotros no queremos formar parte de estos últimos, ¿verdad?

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