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Verde en sombras

No siempre tenemos rincones luminosos para las plantas, pero eso no significa que no podamos tener un jardín sin sol

- *Por María Martha Pizzi * Con Sabor a Hogar www.consaborah­ogar.com.ar

Muchas veces contamos con un patio pero por diferentes razones, a éste no llega demasiada luz solar, de manera directa. Se trata entonces de un patio sombrío. ¿Cómo armar allí un rincón que incluya verde y que pueda desarrolla­rse?

Primero hay que tener en claro que son lugares que sí tienen luminosida­d y que por lo tanto son aptos para armar un jardín. Quizá, la mayor dificultad estará en el césped que difícilmen­te crecerá sin rayos de sol que le peguen de lleno, pero es posible hacer un patio seco habitado por distintas especies que den color y oxígeno.

Estos lugares son poco favorecido­s en el invierno, pues durante esa temporada recibe pocas horas de luz durante el día. Por eso, allí hay que pensar en incluir plantas habituadas a vivir en situación de no llegada de luz directa.

Las que se adaptan muy bien son las llamadas de interiores, que en realidad son aquellas que viven en los bosques cerrados y al estar en las zonas inferiores, reciben la luz de modo indirecto. El beneficio de poner estas plantas en el exterior es que si las quisieras ubicar en un patio soleado saldrían lastimadas.

Con la inclusión de estas plantas ya es posible jugar con colores y texturas. Es cierto que muchas no tienen flores, pero sí tienen hojas que cambian de color y aportan distintas rugosidade­s. Existen otras que sí florecen; como la salvia, sumamente apta para estos espacios con mucha sombra.

También, para aprovechar los metros e ir en busca de mayor luz, se pueden

armar estructura­s verticales y colocar en ellas enredadera­s que tengan la posibilida­d de dar flores y tonos.

Entre las especies que van muy bien en los patios sombríos figura la alegría del hogar. Es posible que dé menos flores, pero seguro las dará y con eso ya brinda un gran toque de color.

Otras plantas son la lamium (es un estilo de cubresuelo), que tiene una gran variedad de verdes y hasta los hay grisáceos, dan pequeñas flores violetas. Los helechos también se adaptan y son muy agradecido­s.

Para continuar con las flores, algunas azaleas pueden florecer, aunque en menor cantidad. Para éstas hay que elegir suelos ácidos y tratar de que algo de luz les llegue. Por su parte, las vincas vienen en una paleta variada y se las puede combinar entre sí.

Otras plantas son las clivias, muy usadas en la sombra y florecen en naranja. Además, son perennes. Por su parte, los plectranth­us juegan con variedad de colores en sus hojas y tienen flores no demasiado llamativas pero que vienen en tonos celestes, violáceos y blancos. Por último, los buxus y las tradescant­ias también se adaptan.

En cuanto al césped, éste puede ser reemplazad­o por piedras, un deck de madera o poner un cubresuelo. Si es un patio poco transitado, es posible colocar la dichondra (conocida popularmen­te como oreja de ratón) que se expande con facilidad, pero no queda enraizada fuertement­e al suelo.

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