La enfermedad del INVIERNO
La gripe, también llamada influenza, es producida por un virus sumamente variable, capaz de evadir el sistema inmunológico del organismo y causar una infección viral que afecta principalmente a la nariz, la garganta, los bronquios y, ocasionalmente, los pulmones.
La mayoría de los afectados se recuperan en una o dos semanas sin necesidad de recibir tratamiento médico. Sin embargo, en niños pequeños, personas de edad avanzada y/o con condiciones médicas de base, la infección puede conllevar graves complicaciones de la enfermedad subyacente, provocar neumonía o causar la muerte.
Hay tres tipos de gripe estacional:A, B y C. Los virus de la gripe de tipo A se clasifican en subtipos en función de las diferentes combinaciones de dos proteínas de la superficie del virus (HyN). Entre los muchos subtipos de virus de la gripe A, en la actualidad están circulando en el ser humano virus de los subtipos A(H1N1) y A(H3N2).
Los virus de tipo B circulantes pueden dividirse en dos grandes grupos o linajes (B/Yamagata y B/Victoria), y no se clasifican en subtipos.
Los virus AyB circulantes causan brotes y epidemias. Es por ello que en las vacunas contra la gripe estacional se incluyen las cepas pertinentes de virus A y B. Las vacunas antigripales trivalentes incluyen dos cepas A y una cepa B y las vacunas cuadrivalentes incluyen una segunda cepa B y por lo tanto brindan mayor protección.
Los virus de tipo C se detectan con mucho menos frecuencia y suelen causar infecciones leves, por lo que su impacto en la salud pública es menos importante.
Las personas con gripe a veces sienten algunos o todos estos síntomas:
✓ Fiebre o sensación de estar afiebrado/con escalofríos
✓ Tos ✓ Dolor de garganta
✓ Mucosidad nasal o nariz tapada
✓ Dolores musculares y corporales
✓ Dolores de cabeza
✓ Fatiga (cansancio) Algunas personas pueden tener vómitos y diarrea, aunque esto es más común en los niños que en los adultos.
La forma más eficaz de prevenir la enfermedad y sus consecuencias graves es la vacunación, mientras más personas se vacunen, menos podrá proopagarse el virus a través de esa comunidad. Hace más de 60 años que se vienen utilizando vacunas seguras y eficaces.
Las vacunas antigripales son más eficaces cuando hay una buena correspondencia entre los virus circulantes y los presentes en la vacuna. Dada la naturaleza constantemente cambiante de los virus de la gripe, el Sistema Mundial OMS de Vigilancia y Respuesta a la Gripe (GISRS) —una red de Centros Nacionales de la Gripe y Centros Colaboradores de la OMS en todo el mundo— hace un seguimiento constante de los virus gripales circulantes en el ser humano y actualiza la composición de las vacunas antigripales dos veces al año.