Claudio María Domínguez
Un sentimiento poderoso autor de “El perdón”
-¿Cómo definís al perdón?
-Primero como un acto de supervivencia inteligente. Con él llega la comprensión y, luego, la paciencia, entonces, el tiempo se detiene. Deja de existir el pasado y el futuro para convertirse en ahora. Como todo es energía y el amor abarca todas las energías, todo es amor. Cuando amás y no tenés miedo, sos capaz de perdonar. Podes perdonar a los demás y también a vos mismo. Así comenzás a ver las cosas desde una perspectiva apropiada. Perdonando disolvés la culpa y la ira que son sentimientos innecesarios, emociones nocivas. Perdonar, en esencia y aunque tardemos un tiempo en comprenderlo, es un acto de amor.
-¿Por qué es tan difícil hacerlo entonces?
-La mente, en su adormecimiento permanente, te saca del aquí y ahora, de tu eje, de tu verdad, del único momento en que podés modificar toda tu vida. Al rato te das cuenta de que si una personalidad absurda necesita analizar a otra personalidad absurda, ya todo se vuelve absurdo. Antes de perdonar, es mejor ni perdonar, directamente. ¿Cómo salteo ese paso? Amando directamente. Pero como es más difícil, se sugiere que se practique el perdón, que de por sí ya cuesta mucho. La persona que perdona se está tomando un tiempo en llegar a su verdad. Si amás, todo el perdón viene automáticamente incorporado porque el perdón siempre necesita de un ego que ha sido herido y que muestra: “Como soy muy espiritual, te voy a perdonar”. El ser, el que está atrás del velo de las personalidades, directamente ama, no perdona. Es el ego el que perdona.
-¿Es cierto que a la primera persona que debemos perdonar es a nosotros mismos?
-Sí, dado que es el único alivio que nos permitirá seguir adelante. Por eso hay que perdonar y, antes que nada, perdonarse. Pero nosotros como personas, porque el mundo en sí no perdona, ni se perdona. Si no sabés manejar el perdón en tu propia vida, mucho menos vas
a poder dárselo al otro. Perdonarte es darte cuenta de que todo lo errado que hiciste hasta ahora, lo hiciste por ignorancia. Perdonarte es aceptar que quizás sí necesites un cambio, pero que nada de lo que hiciste fue a propósito, simplemente nadie te había explicado que había otro modo de ir por el mundo, qué significaba tener una vida real.Tampoco me lo explicaron a mí. Lo primero que podés hacer para dar un paso adelante es decirte: “Ya mismo, amorosamente, me perdono por mi ignorancia. No me voy a flagelar como en las películas. No me voy a rasgar las vestiduras y sangrar para castigarme”. Es cuestión de decirse: “Gracias a mí y a la vida que llegué hasta acá sano y salvo con mi ignorancia”. Eso es perdonarse ya mismo y es un paso
imprescindible e inteligente. Para que no haya una contradicción, no podés seguir repitiendo los hechos ignorantes del pasado.Todo lo que hice ya está divinamente perdonado, pero no lo podés repetir. Eso sería no haber entendido la telenovela en la que estás inmerso.
-¿De qué manera se puede sanar a través de pensamientos positivos?
-Seamos observadores de nuestros pensamientos y aprendamos a distinguir entre los estados mentales que producen infelicidad y confusión y los que producen salud y bienestar. Cuando elegimos pensamientos densos, de ira, venganza o de odio, a los únicos que perjudicamos es a nosotros mismos, causándonos descontento y frustración. Cultivar
pensamientos virtuosos es el pase para una vida que se llame vida. El amor nos sana y nos libera de toda aflicción.
-¿Por qué quien perdona vive más y mejor?
-La falta de perdón es la causa de angustia más letal. Lleva a una mera supervivencia biológica cada vez más deteriorada. Si no perdonás,quedás prisionero de vos mismo,de esa falsa identificación con tu ego herido. Esa incapacidad para perdonar convierte tu vida en un camino depresivo, disminuye tu capacidad de goce y te opaca. Si acumulás dolor, lo convertís en enojo constante, te transformás en una especie de sombra y nada de eso se parece a una vida bien vivida.