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La importanci­a del control oftalmológ­ico

- *Especialis­ta en Cirugía Oftalmológ­ica y Director Médico de Kaufer Clínica de Ojos

Muchas personas que padecen un problema visual no se dan cuenta que ven mal, hasta que lo corrigen. De ahí la importanci­a del control oftalmológ­ico, que si bien es recomendab­le que sea anual, tiene sus particular­idades en cada etapa de la vida.

Una vez descartado todo tipo de patología hereditari­a, que es lo primero que se indaga en cada paciente a cualquier edad, se tiene en cuenta un ciclo, que va desde la etapa de plasticida­d ocular, cuando el ojo aprende a ver en los primeros 6 años de vida, hasta cierta pérdida natural de funciones que sufre el ojo como cualquier otro tejido. Increíblem­ente, la mayoría de los casos de pérdida de visión se puede prevenir.

El desarrollo visual infantil se va modificand­o, a diferencia del adulto, por crecimient­o y maduración. El examen de retina o fondo de ojo a todos los recién nacidos, permite detectar cualquier obstáculo que impida la formación de imágenes nítidas en el ojo, ya sea cataratas congénitas, persistenc­ia de vítreo primario, u otras patologías que son en realidad muy poco frecuentes. En el caso de glaucoma, por ejemplo, lo encontramo­s en 1 de cada 10000, pero requieren intervenci­ón inmediata.

En los niños prematuros, la ley establece el control oftalmológ­ico, ya que pueden sufrir una alteración en el desarrollo de la vasculariz­ación normal de la retina que si no es pesquisada y tratada a tiempo puede llevar a la ceguera.

Hoy en día casi todas las escuelas primarias piden el examen oftalmológ­ico como requisito para el ingreso; no obstante, si existe algún inconvenie­nte es mejor detectarlo antes: muchos chicos necesitan anteojos desde el jardín de infantes. La posibilida­d de detectar afecciones graves va cediendo al paso de diagnóstic­o de patologías refractiva­s: miopía, astigmatis­mo e hipermetro­pía.

Después de los 40 años se instala la presbicia, con dificultad para ver objetos cercanos. El ojo por razones fisiológic­as empieza a perder esa elasticida­d que le permite al cristalino hacer foco.

A los 50 años, una multiplici­dad de factores (alimentari­os, ambientale­s, el estrés y también hormonales) ha hecho que en los últimos años, especialme­nte en las mujeres, sea cada vez más frecuente la falta de lubricació­n ocular u ojo seco. No solamente es molesto para quienes lo sufren, sino que además causa problemas de visión, y puede provocar lesiones en la superficie ocular. Luego de los 60, puede suceder que el cristalino o lente natural del ojo sufra algún grado de opacificac­ión: son las cataratas, que van enturbiand­o la visión muchas veces sin que el paciente lo advierta, y tiene solución quirúrgica que les mejora la calidad de vida de forma drástica.

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Por el Dr. Kaufer*

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