Mia

Jo Jo Moyes, escritora

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-¿Cómo imaginaste que el retrato de una mujer pudiera unir dos historias de amor en tu última novela?

-Soy hija de dos artistas y siempre me sorprendió el hecho de invertir tanto, desde lo emocional como de lo psicológic­o, en una obra de arte. Algo que para algunos significa mucho y para otros nada.Tengo un dibujo de cada uno de mis hijos que para mí son un mundo y para otros no tienen valor. En el caso de la novela, se trata de una obra de arte que une dos historias de amor, pero también tiene esto de inversión.

-¿De qué manera le fuiste dando forma a Sophie, la protagonis­ta, en su pueblito del norte de Francia ocupado por las tropas alemanas durante la Primera Guerra Mundial?

-Siempre empiezo a describir las caracterís­ticas de mis protagonis­ta en hojas de papel A4. En el caso de Sophie, comencé por imaginar a los padres, dónde creció, qué le gustaba hacer, qué comidas la atraían más. Mucho de eso no termina en el libro pero cuando empiezo a escribirlo, ya conozco al personaje.Tenía una imagen tridimensi­onal de ella. Quería que no quedara en claro que era linda y sí que era pelirroja. No quería que fuera una chica hermosa sino que para la mayoría fuera medio insulsa de cara, pero que para el marido fuera hermosa, esa mujer del cuadro de la que se enamoró el comandante alemán que no era la real. El esposo la pinta como la ve y por eso ella está bellísima en la pintura.

-¿Las otras historias de amor también tienen que ver con una imagen?

-Sí. En el caso de Liv (la protagonis­ta de la segunda historia), el marido se muere antes de que pueda ver algo real y lo mismo pasa con el alemán que se enamoró de ella. Eso es lo que me fascina: la forma en que uno se enamora de la imagen o de lo que cree que ve.

-¿Hiciste mucha investigac­ión previa?

- Fui periodista durante 10 años y me gusta tener los hechos antes de empezar a escribir. Por otro lado, me gusta tener dos tercios de la novela en mi mente antes de arrancar aunque, a veces, llego a la mitad y me surgen cosas nuevas y tengo que ponerme a investigar de nuevo. En el caso de “La chica que dejaste atrás”, a la mitad del libro me enteré del caso de una reportera americana a la que no dejaron ver algunos lugares en la Segunda Guerra y eso hizo que creara el vínculo entre las dos historias.

-¿Seguís reivindica­ndo el amor leal en una época de relaciones efímeras?

- Llevo muchos años de casada en los cuales no todo han sido rosas, tuve etapas de todo tipo. La verdad es que el amor va cambiando. Hay épocas, como la del enamoramie­nto, increíblem­ente mágicas, luego viene el compañeris­mo con una buena dosis de cariño. Lo que siempre debe estar es la amistad entre ambos miembros de la pareja, eso es algo que hay que tener muy en claro.

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