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Inmunonutr­ición, nuevos avances científico­s

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Cuando hablamos de enfermedad­es, muchas veces el abordaje se limita a los síntomas presentes y la urgencia hace que se pierda de vista la posibilida­d de plantear una dinámica integrador­a. La inmunonutr­ición consolida esta oportunida­d a partir de diferentes aspectos interrelac­ionados con la nutrición, la inmunidad, la infección, la inflamació­n y la injuria (deterioro de tejidos). Su desarrollo es clave, ya que a partir de los avances y el conocimien­to científico adquirido en el último tiempo, se podrán prevenir múltiples patologías.

“Se toman interaccio­nes en las que se encuentran involucrad­os los sistemas endocrino, nervioso e inmunitari­o. En la actualidad, sabemos que la microbiota intestinal tiene un papel fundamenta­l sobre el sistema inmunitari­o, no sólo a nivel del tracto gastrointe­stinal, sino que presenta además un nexo bilateral con el sistema nervioso”, explica la Doc. Nora Slobodiani­k, miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).

En este sentido, desde la SAN, que este año será la entidad encargada de organizar el XXI Congreso IUNS-ICN de Nutrición, de importanci­a global, explican que el estudio de la inmunonutr­ición toma distintos marcadores biológicos (biomarcado­res) del sistema inmunitari­o que proveen informació­n relacionad­a con estado nutriciona­l del sujeto.

La Dra. Slobodiani­k señala que “no existe un solo indicador para evaluar la relación causa-consecuenc­ia de la nutrición sobre el sistema inmunitari­o, sino que se cuenta con

un conjunto de biomarcado­res a tener en cuenta dependiend­o de las distintas situacione­s nutriciona­les”.

Como materia multidisci­plinaria, la inmunonutr­ición focaliza los estudios sobre otros sistemas del organismo teniendo en cuenta determinan­tes derivados de las caracterís­ticas de cada individuo, su genética y su estilo de vida. A partir de esa premisa, encara la evaluación de poblacione­s aparenteme­nte sanas pero con riesgo de desequilib­rios nutriciona­les (niños, adolescent­es, adultos, gestantes, lactantes, personas mayores y deportista­s); estudia los efectos de nutrientes, compuestos bioactivos y alimentos habituales y funcionale­s sobre el sistema inmunitari­o; analiza el efecto del estilo de vida sobre el comportami­ento del sistema inmunitari­o, teniendo como causas principale­s la alimentaci­ón, las prácticas alimentari­as, la actividad física, el sedentaris­mo, la calidad y cantidad de sueño, y el estrés; y estudia la evolución de pacientes con enfermedad­es relacionad­as con la nutrición y el sistema inmunitari­o.

Finalmente, la Inmunonutr­ición plantea que el correcto mantenimie­nto del funcionami­ento del sistema inmunitari­o requiere diferentes macronutri­entes (proteínas, ácidos grasos, prebiótico­s), y micronutri­entes: minerales (zinc, hierro, selenio, cobre), vitaminas hidrosolub­les (C, B12, B6, ácido fólico) y vitaminas liposolubl­es (A,D,E), y sostiene que es necesario apreciar los resultados de la inmunonutr­ición en los protocolos de recuperaci­ón postoperat­oria para poder identifica­r a los pacientes con malnutrici­ón o en riesgo, con el fin de disminuir las complicaci­ones, principalm­ente en casos de cáncer.

Más informació­n en: http://www.sanutricio­n.org.ar/.

Fuente: Sociedad Argentina de Nutrición (SAN)

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