Experiencias que marcan
Hoy sabemos que las diferentes situaciones traumáticas que un niño puede vivir en su vida infantil suelen repercutir en su comportamiento en la vida adulta. Esto significa que muchas problemáticas psicológicas pueden estar originadas por determinadas vivencias ocurridas en la edad temprana del niño porque han dejado una “marca o una huella “en la estructura psíquica.
El ámbito de la familia es fundamental en el desarrollo del niño, ya que va a influir de manera positiva o negativa en la vida adulta, de acuerdo a las experiencias vividas en el ámbito familiar. Las situaciones traumáticas, hacen referencia a la exposición a situaciones graves que son vividas por el niño de manera “amenazante” para su integridad física, psíquica y moral. Además, se caracterizan por ser situaciones que aparecen de manera repentina, sorpresiva e inesperada. Algunos de los eventos que son considerados traumáticos para la integridad del niño son:
Accidentes con consecuencias graves Violaciones
Abandono de los padres Abuso sexual
Exposición a estímulos sexuales como la pornografía
Violencia familiar
Maltrato físico o psicológico Muerte de uno de los padres o ambos
Los síntomas más frecuentes, se evidencian en los cambios de comportamiento del niño. Algunos de ellos pueden ser:
Pesadillas
Angustia y llanto injustificado Juegos agresivos Irritabilidad
Dificultad para concentrarse
En la vida adulta, como consecuencia de lo mencionado anteriormente pueden aparecer diferentes trastornos o patologías en el sujeto.
Algunas de ellas pueden ser:
Abuso de sustancias Alcoholismo
Ansiedad generalizada
Crisis de pánico Trastornos de la alimentación Trastornos en el estado del ánimo. Es importante mencionar que no necesariamente todos los niños que han sufrido un hecho traumático durante su infancia sufren alguna patología en la adultez. Hay sujetos que tienen un afrontamiento efectivo, esto significa ser resilientes, que es la capacidad para afrontar de manera saludable, sin enfermarse, situaciones traumáticas o catastróficas.